Lletra menuda

La tala de la buena convivencia

La tala de la buena convivencia

La tala de la buena convivencia

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Una mejora necesaria, con evidente beneficio para las partes implicadas y para la colectividad, se convierte en causa de conflicto y lo hace con notable repercusión pública, vista la condición de uno de sus actores. Difícil de explicar pero real. Algo huele a podrido, y permanece soterrado, en la raíz de este encontronazo que no se ha sabido abonar de forma cívica. Joan Gaspar Aguiló no es un regidor cualquiera en Santanyí. Una vecina le acusa de haber cortado por las bravas parte de un árbol que invadía la propiedad del edil y de haberlo hecho, presuntamente, violentando la propiedad privada y sin ningún tipo de autorización, ni personal de la propietaria ni municipal, considerada necesaria vista la antigüedad y volumen del pino podado. Se pone a la Guardia Civil como testigo del episodio. La denunciante admite que todo se podía haber arreglado con diálogo. El denunciado se proclama cansado de alertar sobre la invasión de ramas y de afrontar los daños ocasionados. Intenta separar su acción de sus funciones como regidor. Imposible. Aún en el supuesto de que esté asistido por frondosas razones, nadie, y mucho menos un servidor público, puede tomarse la justicia por su mano. Con su acción, Aguiló ha desbrozado mucho más que ramas. Ha talado la exquisitez, ejemplaridad y transparencia exigible a un cargo electo. Habrá que replantar el buen hacer.

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