Lletra menuda

Cadena de retrasos crónicos

Llorenç Riera

Llorenç Riera

En una tierra de demografía disparada, con el anuncio de la incorporación de 14.000 migrantes nuevos al año, nada basta en cuanto a infraestructuras y servicios esenciales, sobre todo si el cálculo y la previsión no figura entre las escasas cualidades de las administraciones públicas. La iniciativa privada se demuestra mucho más espabilada en este sentido. Donde se huele la posibilidad de negocio aflora de inmediato la oferta. Los servicios sanitarios son especialmente sensibles, y su escasez hiriente, cuando el volumen poblacional aprieta. Los socialistas claman porque hoy, el día en que se cumplen dos años de la colocación de la primera piedra, la Unidad Básica de Salud local permanece acabada pero fuera de órbita. San Joan ha logrado, al fin, abrir su respectivo centro sanitario y se asegura que el de Montuïri esta pendiente solo de los últimos trámites administrativos. Dos décadas lleva Llucmajor reclamando instalaciones sanitarias consecuentes con su espesa realidad demográfica. Sale a la luz el proyecto ganador del centro que debe incorporar centro de salud, PAC y base del SAMU con un calendario de ejecución hasta el primer trimestre de 2027. Al tiempo, a medio año vista, se proclama el inicio de las obras en Trencadors de s’Arenal. Las autoridades, hábiles en el diagnóstico favorable en beneficio propio, hacen una fiesta de todo ello. Admitamos que solo es el saldo de deudas pendientes con el administrado.

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