Lletra menuda

La mala praxis del vigilante

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Siempre será más fácil y cómodo montar una cámara chivato, por si acaso, que emprender acciones de vigilancia profesionales, efectivas y respetuosas con la privacidad de quien pueda situarse ante el objetivo. Si el sistema de grabación, además, es objeto de desconfianza y rechazo o está en confrontación con las normativas de seguridad vigentes, significa que se ha errado por completo con la metodología y herramientas escogidas. Esto, según todos los indicios, es lo que ha ocurrido en Deià.

Por lo menos una de las dos cámaras de videovigilancia instaladas en la pista municipal de tenis anexa al Colegio Robert Graves enfocaba directamente al patio del centro escolar. Un profesor se dio cuenta de ello de forma fortuita y la asociación de padres, al tener constancia de lo que estaba ocurriendo, se ha apresurado a poner la correspondiente denuncia. Imágenes aparte, lo que han hecho las cámaras es retratar de forma nada borrosa una mala praxis compatible con la vulneración de la privacidad y la protección de menores. Debían ser artilugios disuasorios pero han acabado grabando lo que tenían delante aunque, según el alcalde, no se ha captado a escolares. En el fondo, lo preocupante es que la instalación se hiciera tan a la ligera y ver que nada hubiera pasado si un balón del patio no hubiera saltado a la pista de tenis.

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