Lletra menuda
De la fiesta uniforme al evento propio
Todavía no se han desmontado los belenes y árboles de Navidad y ya empiezan a desplegarse en los balcones las banderolas y estandartes de Sant Antoni. El regusto del panetone y roscón de Reyes no es incompatible con el reclamo de las primeras torrades.
En Manacor saltan ya bailes, sa Pobla convoca al clamater y el pi cae en Formentor para poder alzarse en Port de Pollença. Curioso y expresivo fenómeno el de este tránsito instantáneo desde la fiesta general, standard, uniforme de la Navidad y Año Nuevo a la más peculiar y autóctona de Sant Antoni.
Es como si el santo de Viana espantara al dimoni del consumismo y la alegría precocinada para dar paso a la sobrasada compartida y la glosa irónica y liberadora.
Esa es otra, porque Sant Antoni es único, realista y diferente en cada lugar, causa por la cual abre su versión de 2025 en Manacor impregnado por el recuerdo de Jaume Llull, el exalcalde socialista, discreto, próximo y paciente que falleció ayer.
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