Quejas vecinales
La plaza de Sóller se convierte en un peligro para los viandantes en invierno
El desgaste del pavimento ha transformado el suelo en una superficie resbaladiza

La Plaza de la Constitución de Sóller. | JOAN MORA
Caminar por la Plaza de la Constitución de Sóller en invierno, tras una noche de rocío, se ha convertido en un desafío peligroso para los peatones, especialmente para las personas mayores. El desgaste del pavimento de piedra ha transformado el suelo en una superficie resbaladiza con el paso de los años, donde las caídas se han vuelto frecuentes. A pesar de esta problemática recurrente durante los meses fríos y lluviosos, el Ayuntamiento no tiene previsto realizar ninguna actuación a corto o medio plazo para resolver la situación.

El desgaste del pavimento ha transformado el suelo en una superficie resbaladiza / Joan Mora
El problema radica en el pavimento de piedra de la plaza, que con el paso de los años ha sufrido un desgaste considerable debido al tránsito de peatones y vehículos. Este deterioro lo convierte en un riesgo cuando está húmedo, particularmente durante las mañanas de invierno tras noches de humedad o precipitaciones. Varias personas ya han sufrido caídas debido a estas condiciones.
El regidor de Patrimonio, Juan Antonio Lorente, ha reconocido que no hay planes inmediatos para abordar esta problemática en la principal plaza del municipio. Actualmente, los esfuerzos del Ayuntamiento están centrados en la restauración del pavimento situado frente a la parroquia de Sant Bartomeu, proyecto que cuenta con fondos europeos destinados a la conservación del patrimonio modernista de Sóller.
Obras
Las obras frente a la parroquia incluirán la restauración de las cuadrículas de piedra creadas en 1959 con motivo del Congreso Eucarístico Comarcal de ese año. Según Lorente, estas tareas se realizarán en los primeros meses del año. Sin embargo, el resto del pavimento de la plaza permanecerá sin cambios, a pesar de las deficiencias que presenta tras más de dos décadas de uso.
La configuración actual de la Plaza de la Constitución data de 1998, cuando el centro de Sóller fue peatonalizado. Hasta ese momento, peatones, tráfico de vehículos, coches estacionados y terrazas de bares compartían el espacio. Con la reforma, se reemplazó el asfalto por un pavimento compuesto mayoritariamente de losas de piedra, acompañado por cantos rodados en los extremos. Tras 26 años, el desgaste es evidente. Además del riesgo de resbalones, muchas losas están agrietadas o rotas, especialmente en los alrededores de las vías del tranvía. Allí, la brigada municipal debe realizar constantes trabajos de mantenimiento para reemplazar las piezas que se han desprendido o levantado del suelo.
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