Lletra menuda

Las dificultades del intento

El servicio de taxi común entre Palma y Calvià se ha caracterizado por los obstáculos con los que ha topado

Archivo - Un taxi de Palma.

Archivo - Un taxi de Palma. / EUROPA PRESS - Archivo

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Se queja el alcalde de Calvià, Juan Antonio Amengual, de que llamen más la atención los roces y conflictos que la operatividad efectiva de la «prueba piloto» que concluye el próximo martes y que ha unificado el servicio de taxis con Palma durante el verano. El mismo reconoce, sin embargo, que ha sido una experiencia de aplicación «complicada y difícil». En consecuencia, de tener continuidad, deberá ser en base a importantes correcciones y eso también parecen admitirlo los implicados en el asunto.

Pero sí, ha habido altercados, básicamente por no respetar la recogida de pasajeros en la parada ajena cuando ésta estuviera sin vehículos y con clientes esperando. A punto de expirar el convenio experimental, el Ayuntamiento de Calvià lo modifica de modo testimonial suprimiendo su aplicación entre las 22.00 horas y las 6.00 de la mañana. Es, con toda probabilidad, un guiño al sector en busca de una mejor predisposición de cara al futuro. Sea como sea, parece claro que el experimento ha embarrancado desde su estreno por dos motivos fundamentales, porque no se ha arbitrado desde la compleja realidad del mundo del taxi y porque entre sus profesionales no sobran los niveles de solidaridad y convicción para una mancomunidad que, bien entendida, debe beneficiar por igual a trabajadores y usuarios.

Se apunta que para el éxito de nuevos convenios será necesario ampliar su demarcación incorporando más municipios, establecer una emisora única y mejor si ya está operativa la app de contacto que prepara el Govern. Sin duda serán herramientas útiles, pero la clave estará en el modo de usarlas. Es decir, que debe manejarse desde la voluntad y la necesidad de prestar el servicio que demanda el cliente.

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