Lletra menuda: El valor del lugar y el momento

Distinguir a personas que fueron víctimas del fascismo y perdieron su vida de forma ignominiosa en el trance no puede ser, en ningún caso, un hecho oportunista o de mero postureo. La propia gravedad de los hechos lo impide y, en el caso de pretender tal superficialidad, se convertiría en un mayor agravio para las represaliadas y un desprestigio para los promotores. Daremos en consecuencia por válida, justificada y acertada la iniciativa del PSOE encaminada a declarar a Aurora Picornell y las otras cuatro Rojas del Molinar como hijas adoptivas del Manacor, una propuesta que ya cuenta con el aval de la corporación municipal.

Manacor propone hacer hijas adoptivas a Aurora Picornell y las Rojas del Molinar

En este caso importan, y mucho, el lugar y el momento. Por varios motivos. Porque Manacor fue plaza especialmente castigada por la represión fascista, porque los restos de las mujeres asesinadas cuya memoria se repara, pese a algunos retrocesos, fueron hallados hace apenas tres años en el cementerio local de Son Coletes y porque tras vergonzante manotazo del presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, situarse en una posición equidistante o abogar por «pasar página», sin más, daña los valores democráticos y el sentido de la dignidad humana.

Cabe hacer todavía una puntualización más en clave muy local y ocasional. La iniciativa del PSOE de Manacor permite aparentar una extensión de mano con el gobierno de Més-Esquerra. Era imposible que los ecosoberanistas rechazaran los términos de la iniciativa socialista. Por eso no les ha quedado más remedio que envainar sus celos.

Dado que las Rojas del Molinar, más por mal que por bien, quedan vinculadas para siempre a la historia de Manacor, mejor que lo hagan con dignidad y con el reconocimiento oficial de la máxima distinción local que se puede otorgar a los foráneos. Es un instrumento adecuado de reparación parcial.

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