Marian Serralta, nueva alcaldesa de Bunyola: el premio tras un año apagando fuegos

La mano derecha del dimitido Juan Antonio Riera se presentó como independiente en las listas del PP y se convierte ahora en la segunda alcaldesa de la historia de Bunyola

La nueva alcaldesa de Bunyola, Marian Serralta, con su antecesor, Juan Antonio Riera.

La nueva alcaldesa de Bunyola, Marian Serralta, con su antecesor, Juan Antonio Riera. / DM

Jaume Mateu Verdera

Jaume Mateu Verdera

Bunyola

Maria Antònia Serralta Cunill, Marian desde que era niña, es todo lo contrario al dimitido Juan Antonio Riera. Hija de Vicenç Serralta –Don Vicenç–, el maestro de varias generaciones de bunyolins en la escuela Mestre Colom del pueblo, se presentó a las elecciones en el número 3 de la lista del PP como independiente.

Tras los comicios de mayo de 2023 fue nombrada tercera teniente de alcalde y concejal de Cultura, Educación, Fiestas y Juventud. Ahora, acepta sustituir a Riera y se convierte en la segunda mujer alcaldesa de Bunyola tras Maria Cabot, que gobernó de 2002 a 2007 tras llegar al poder con una moción de censura al PP gracias al pacto entre Entesa d’Independents, PSIB-PSOE y PSM (más tarde también se unió UM).

Con la exalcaldesa no comparte ideario político, pero tiene en común el hecho de ser uno de los rostros visibles y referentes de la Escola de Ball de Bunyola, una de las entidades más activas y con más historia del pueblo, donde Serralta ha ocupado varios cargos directivos y con la que actúa habitualmente.

La nueva alcaldesa ha sido la mano derecha de Juan Antonio Riera durante este año y dos meses en los que ha gobernado: el rostro visible del Ayuntamiento, la persona a la que llamaban los ciudadanos o a la que paraban por la calle si tenían algo que decir, si necesitaban algo o si querían protestar por algo. Y ella ha aguantado y ‘toreado’ chaparrones que no eran de su incumbencia.

Los que la conocen dicen que esmolt viva”, que tiene carácter y, aunque es conciliadora y “no tiene mala baba”, no se dejará pisar. Hereda un pueblo a medio hacer, con numerosos proyectos planificados, iniciados o inacabados y que “se cae a trozos” en muchos aspectos. También deberá sacar lo mejor de sí misma para reconducir y poner orden si hace falta en el pacto con SOMAvi-El Pi, que tantos disgustos ha dado al alcalde saliente. El PP señaló que su nombramiento ha sido "consensuado" con sus socios.

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