Agricultura
Trabajadores temporeros cuentan su experiencia: "Es como si la viña fuera nuestra porque nosotros la sembramos»
La historia de William Amado e Hipólito Joya deja claro el vínculo que se crea entre ellos y la viña ya que llevan 17 años trabajando en la bodega Mesquida Mora de Porreres

Dos de los trabajadores colombianos que llevan trabajando en la viña desde 2007 y 2008. / R.F.
Agosto y septiembre son sinónimo de vendimia para las bodegas, una campaña que no sería posible sin la inestimable ayuda de los temporeros. Y es que la falta histórica de mano de obra para la vendimia llevan a las bodegas a fidelizar sus colles año tras año. Así lo cuenta Bàrbara Mesquida de la bodega Mesquida Mora de Porreres. «Este verano en el que han salido a la luz noticias sobre las malas condiciones de los temporeros en alguna empresa, yo puedo contar la cara opuesta», confiesa. Y es que se estrenó con los temporeros en 2006 y en su equipo atesora trabajadores que llevan viniendo de Colombia desde hace 17 años. «Son mi familia», resume.

Bàrbara Mesquida custodiada con los dos trabajadores que siente como «familia». | R.F.
Y lo mismo sienten William Amado, que empezó a venir a Mesquida Mora como temporero en 2007, e Hipólito Joya, que se incorporó a la bodega un año después. «Somos un equipo», coinciden. «En otras empresas, uno llega, ve y escucha. No se hablan entre ellos. No hay esa unión que tenemos en Mesquida Mora. Aquí es distinto. «A los nuevos que llegan, entre todos, intentamos apoyarles para que seamos una familia y lo conseguimos juntos», desgranan los trabajadores.

William Amado, en las viñas de Mésquida Mora. | R.F.
Si uno rememora al año 2007 o 2008, admiten, que el primer año de estar tantos meses lejos de casa fue un poco duro pero ahora ya están acostumbrados a pasar épocas de seis, siete u ocho meses fuera de casa. Pararon durante la crisis de la construcción que azotó España porque «no nos compensaba». Y pese a este parón obligado por causas externas, Amado y Joya han ido repitiendo campaña tras campaña en la bodega porrerenca. «Repetimos por la empresa y por Bàrbara que es muy buena. Siempre hemos mantenido el contacto con ella», confiesa Amado. «La experiencia es muy buena, por eso, hace tantos años que repetimos», sentencian. «Como el trato es bueno y estamos bien, uno siempre busca la estabilidad de regresar. Ella nos lo da todo. Siempre nos pregunta qué nos hace falta y cómo puede mejorar», añade Hipólito Joya. En este momento, cuentan, «somos cinco temporeros, todos de Colombia. Hay dos nuevos que han venido este año. Nosotros siempre estamos apoyándoles en lo que necesitan y les estamos enseñando todo el proceso de trabajo». Cuestionados por si recomendarían la experiencia, no lo dudan al responder un ‘sí’ rotundo.

Hipólito Joya revisa las viñas ‘porrerenques’. | R.F.
En Mesquida Mora los trabajadores de Colombia suelen llegar en marzo y alargan hasta final de vendimia para poder completar todo el proceso. «Nos gusta todo el proceso», admite Amado. «Llevamos todo el proceso de la viña desde la siembra porque en el 2008 sembramos mucha viña», cuenta Hipólito Joya. «Es como si fuera nuestra porque nosotros la sembramos», interviene Amado.
Y sobre esta campaña de vendimia, los trabajadores explican que empezaron a primeros de agosto, más pronto que el año pasado. «En todos estos años hemos notado los efectos del cambio climático», aseguran porque los primeros años «las estaciones eran muy marcadas, el invierno era invierno y ahora los veranos son más fuertes. Este ha sido más calmado pero la sequía nos azota de lleno porque la viña está muy seca». «Las lluvias de la semana pasada son buenas para la planta pero no influyen en la producción, que este año merma un 50-60% por la sequía. El año pasado al llover en junio la viña se mantuvo bien y la uva creció pero en esta campaña la uva es más pequeña porque le faltó las lluvias de invierno», lamenta Hipólito Joya.
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