Fiestas

‘Embala’t’ 2024: Así ha vivido Sencelles su batalla de agua y paja

Una multitud de ‘combatientes’ se entrega a la divertida celebración

Los pañuelos verdes y las camisetas rojas con diseño del ‘Embala’t’ han sido el uniforme de lucha de este año

Rosa Ferriol

Rosa Ferriol

Sencelles

Sin defraudar a los adeptos del Embala’t, Sencelles volvió a ser el epicentro este domingo de una gran guerra, eso sí, una batalla donde las armas eran de lo más inofensivas. Y es que los inocuos proyectiles básicamente estaban conformados por paja, agua y muchas, muchas ganas de diversión. Así, el municipio del Pla ha podido presumir, un año más, de ser escenario de una auténtica batalla que es sinónimo de explosión de alegría y fiesta.

La confrontación en sí dio comienzo pasadas las seis y media de la tarde, cuando las enormes balas de paja redondas transportadas desde el Pou Major hicieron su entrada triunfal en la Plaça Nova. Con los garbejadors y el carro del Embala’t abriendo paso al son de los xeremiers, la primera gran bala en llegar ‘al frente’ fue la transportada por las féminas que durante el recorrido demostraron su destreza al subir sobre los fardos redondos de paja mientras la multitud las aupaba recorriendo las céntricas calles de Sencelles.

Calentando motores

Eso sí, antes de llegar a la zona de ‘guerra’, los combatientes iban calentando motores a base de disparos con pistolas de agua de todo tipo y tamaño y algún que otro proyectil inesperado en forma de cubos de agua lanzados desde los balcones por los vecinos dispuestos a entregarse a la fiesta.

El uniforme de lucha de este año eran los típicos sombreros con el distintivo del Embala’t 2024, pañuelos verdes y camisetas rojas con el diseño de la fiesta.

Mientras la multitud se dirigía a la zona de batalla, tampoco faltaron las disputas entre ellas y ellas para demostrar sus destrezas sobre las balas que iban rodando por la calle del Rafal para emprender rumbo a la Plaça Nova, zona cero del enfrentamiento.

Y como manda la tradición en toda fiesta patronal de la Part Forana afloran las rivalidades entre pueblos vecinos. Así que para caldear la atmósfera bélica, llegó el turno de los cánticos en forma de boti, boti, boti, costitxer el qui no boti.

Y ahora sí, con todo el ambiente caldeado, las dos grandes balas de paja hicieron entrada a la Plaça Nova, que ya esperaba a los combatientes con los aspersores en marcha. Y exactamente a las 18.42, la música a todo volumen dio el sus a batalla. En un abrir y cerrar de ojos, la explosión de agua y paja reinó en la plaza de Sencelles en una inocente contienda en la que los participantes demostraron que la pura diversión es la auténtica arma secreta para que el Embala’t se haya convertido en una de las celebraciones del Pla marcadas en el calendario festivo del verano mallorquín.

Y así con los vecinos de la Plaça Nova, cuyas fachadas de las viviendas estaban protegidas por plásticos, contribuyeron a la contienda lanzando agua con las mangueras desde sus terrazas. La lucha continuó hasta bien entrada la noche amenizada por la música de Djs Miki x Krls.

‘Capta’

Si el sábado, Sencelles se entregó a la Capta, la fiesta multitudinaria marcó la jornada dominical. Sin ninguna duda el plato fuerte de la jornada fue por la tarde con la guerra de paja (y agua), pero por la mañana la masa dispuesta a vibrar con el Embala’t se congregó en la plaza de la Esglèsia para dirigirse al son de las xeremies a la Plaça Nova. Tras el pregón a cargo de Toni Sans, fue el turno de los glossadors Guillem Suñer y Miquel Alorda y del cántico y bailes de los garbejadors. La fiesta continuó con los Jocs de Mobyletes.

Una vez demostrada la destreza de los participantes en estos juegos, tocó ir al Pou Major a recoger las balas. Este año se estrenó el Tren Embala’t dispuesto para la ocasión cuyas plazas se sortearon días antes. Y ya al punto del medio día tocó celebrar una comida en la Plaça Nova con los fideus de roter como plato estrella de la jornada festiva.

Tras la limpieza de la Plaça Nova, la comitiva se preparó para vivir el Embala’t en su más pura esencia. Así se dirigieron al Pou Major para regresar con las dos grandes balas de paja que sirven de proyectil para esta guerra tan inofensiva de Sencelles.

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