Se echaba de menos su voz y al fin se ha oído. A preguntas de este periódico, el organismo español asesor del Comité del Patrimonio Mundial ha dicho que comparte preocupación con el Consorci Serra de Tramuntana sobre las carreras de motos en la Ma-10. Era lo mínimo que se podía esperar. Lo contrario hubiera incidido en el escándalo.
No ha habido exceso de decibelios en el pronunciamiento. Son palabras formales, muy comedidas, que en nada presagian una intervención rápida de la Unesco, pero que tienen por lo menos una doble lectura para el buen entendedor. Dejan entrever que la declaración de la Serra de Tramuntana como Patrimonio Mundial no es irreversible. Si se sabe aprovechar lo dicho por Icomos-España, será un nuevo revulsivo para sanar la epidemia de las motos en la Serra.