Moda, usos y riesgos del aceite

Llorenç Riera

Llorenç Riera

La aceituna está sucediendo a la algarroba como producto agrícola en boga, en cuanto a usos y manejos domésticos. Diversos factores contribuyen a ello y, por supuesto, al igual que ha ocurrido con la leguminosa, está el mercado de por medio. La Serra ha sido desde siempre la proveedora discreta y eficaz de oliva. Si a ello añadimos que una cierta concienciación y el estímulo de ayudas oficiales han propiciado nuevos planteles de olivos en buena parte del resto de Mallorca, entenderemos la expansión actual. Los comportamientos climáticos y las condiciones del fruto han propiciado que este año la recolección sea especialmente apreciada, con lo cual, las viejas almazaras y las de nueva planta vuelven a rodar con alegría animadas por la demanda particular, mucho más cuando en las estanterías de los supermercados el precio del litro de aceite ya está etiquetado en torno a los 8 euros. Entre la necesidad, el sentido del aprovechamiento y la moda del momento, las tafones más conocidas de Mallorca no dan abasto estos días. En sus inmediaciones llegan a formarse colas de vehículos portadores de aceitunas para ser prensadas. Lo propio, lo madurado en la finca particular, posee, por principio, un plus de aprecio y calidad aunque, entre tiempo invertido y necesidad de apoyo exterior, llegue a salir más caro. Seguro, sin embargo, que el aceite de casa es más sabroso. Es una situación que también se puede untar con picaresca y ciertos riesgos para el consumidor. Ya se habla del mercado negro del aceite en Mallorca. Garrafas venidas a escondidas, sin etiquetar ni garantía de procedencia. Especialmente en las cooperativas, se advierte de la necesidad de comprobar las cosas antes de patinar sobre la ilusión de un buen producto.

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