Lletra Menuda: El miedo de volver a pillarse los dedos

Llorenç Riera

Llorenç Riera

La llegada del Govern Prohens propició la constatación de que la planta de hidrógeno de Lloseta es, por lo menos de momento, estéril y la visita del conseller Sáenz de San Pedro a sus instalaciones ha servido para confirmar que todo sigue en el aire y resulta muy aventurado fijar plazos. El Ejecutivo actual cuida mucho de no pillarse los dedos para no quedar en evidencia en la forma en que lo hizo su predecesor.

Era una iniciativa pionera, un modo de anular la cementera y dar un paso hacia adelante con un proyecto pionero de camino hacia la energía limpia. Fue cuestionado de entrada por algunos entendidos al considerar que el fin no justificaba los medos. De momento se queda en pura teoría y en gran inversión improductiva. Será así hasta que no arranque el electrolizador, su pieza clave. Los técnicos tienen la misión de sacar a los políticos de apuros.

La tarea de los especialistas lleva implícita la necesidad de hacerles ver que resulta contraproducente echar las campanas al vuelo antes de hora. Mejor presentar hechos tangibles que proyectos inciertos.


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