La lluvia de la mañana no quitó, para nada, la ilusión a las decenas de cocineros y cocineras particulares que, como cada año, se afanan en preparar los típicos fideus de vermar, los cuales son servidos en las mesas durante el multitudinario Sopar a la fresca. Así pues, los fideus volvieron a ser el plato estelar en una noche en que cada una de las cerca de setenta calles del pueblo que se suman a este acto de nuevo contaron con decenas de invitados procedentes de otros municipios de la isla. Se calcula, aproximadamente, que en esta edición de 2023 asistieron unas 18.000 personas, una cifra similar a la del año anterior.
La asociación de la Tercera Edad se encargó de la venta de las botellas de vino, aportadas por las bodegas José Luis Ferrer, Vins Nadal, Can Fumat y Bodega Biniagual, de las cuales fueron despachadas, al precio de un euro, unas 2.600 unidades, una botella por cada seis personas y todas con la etiqueta conmemorativa de esta 57 edición de las Festes des Vermar.
Cabe recordar que el Sopar a la fresca mantiene, de alguna manera, un vínculo festivo especial con lo que antaño, allá por los años cuarenta, era la tradicional cena de final de vendimia que se celebraba en muchas casas de los propietarios de viñedos, y a la cual acudían los trabajadores que habían tomado parte en la recogida de la uva.
El objetivo, ‘fer poble’
Actualmente, el hilo conductor de esta cena multitudinaria sigue siendo, por encima de todo, lo que tantas veces ha caracterizado a Binissalem, como es fer poble. En definitiva, un acto en el que acaparan protagonismo dos de los ingredientes principales de la fiesta: los fideos y el vino. Y todo ello en una noche en que el ambiente de bulla social estuvo amenizado por el magnífico acompañamiento musical de unas doce parejas de xeremiers que recorrieron las calles de la localidad.
Con el objetivo de animar a los vecinos a decorar sus mesas, el Ayuntamiento convocó el Concurs de Taules Endiumenjades, patrocinado por la empresa local Disset Consultors. Para poder participar era requisito que el tema estuviera dedicado a la Festa des Vermar y para la puntuación se tendrían en cuenta aspectos como la originalidad de la ornamentación, la reutilización y reciclaje de material, y la correcta composición del escaparate. Los tres premios establecidos eran de 300, 200 y 100 euros.
Aparcamientos
Como siempre, cerca de unas veinte calles de la localidad del Raiguer quedaron sin ocupar con el fin de ofrecer una vía de entrada o salida de urgencia en caso de que fuera necesario.
La Policía Local y efectivos de Protección Civil hicieron más fácil el acceso al pueblo en una noche en que llegan una gran cantidad de vehículos. Para ello se adecuaron cuatro grandes zonas de estacionamiento: en el camí de s’Aigua, en las inmediaciones del restaurante Sa Vinya, en el camí de Son Roig y en el polígono industrial. También hubo muchos asistentes que se desplazaron en tren hasta Binissalem, ya que la empresa SFM había habilitado servicios especiales.