El Volem vi, volem vi ya ha tomado las calles de Binissalem que este sábado ha descorchado su ansiada Festa des Vermar. Sin ninguna duda ha sido una mañana de contrastes. Del marrón propio de los combatientes en una más que divertida batalla de uva al blanco impoluto propio de la vestimenta tradicional de trepitjadors para degustar unos deliciosos fideus de vermar. A las doce en punto ha empezado el pregón, un discurso a cargo de Xamo Xamo Teatre que ha sido un auténtico clamor a defender la identidad de un pueblo y de sentir puro orgullo de Binissalem. Evidentemente no han faltado las críticas. «No había visto tanta gente junta desde este verano que fui al Caló del Moro», ha espetado uno de los encargados de dar el sus a las fiestas. También ha habido algún que otro zasca al alcalde Víctor Martí, a los resultados electorales, a lo complicado que es circular por el centro de Binissalem o a lo rápido que se vendieron los primeros 1.700 tiques del Dinar de Trepitjadors que obligaron a abrir una nueva ronda pero sobre todo el pregón ha sido un auténtico grito a presumir de la vermada, «lo millor que hi ha», y vivirla con gran orgullo. 

Batalla

Tras la invitación a la fiesta de los Vermadors, la multitud se ha dirigido al polideportivo, la zona de guerra con la uva como inofensivo proyectil. En un plis plas, los guerreros se tiñeron de marrón con los racimos de uva que volaron y se usaron como inofensivo proyectil. Tras pasar por la ducha, el blanco impoluto típico de la vestimenta de trepitjadors ha tomado la plaça de l’Església para rendirse a la comida y a la fiesta de los trepitjadors con los fideus de vermar como plato estrella. Los Joves des Trui, organizadores de la fiesta, han vendido 2.550 tiques, a los que hay que añadir los comensales de los bares que rodean la plaza. Ya con las fuerzas recuperadas tras la batalla de uva, Binissalem se ha entregado a la Festa dels Trepitjadors que ha contado con la Banda de Música des Migjorn Gran.