Lletra menuda: El lado bueno y malo del personalismo

Llorenç Riera

Llorenç Riera

En los pueblos se vota a la persona antes que al partido. La afirmación está consolidada. Se repite una y otra vez cuando hay elecciones locales y los resultados parecen demostrar que así es, al menos en parte. Pero también es una actitud política que tiene anverso y reverso, una moneda de doble cara con lado bueno y malo. Solo han transcurrido dos días desde los comicios y algunos cabezas de lista se convierten, o son transformados, en obstáculo para formar mayorías de gobierno. Es la intoxicación por sobredosis de personalismo que, por lo menos en el Llevant, forma parte de las malas relaciones estables entre el PSOE y Més. En Manacor la socialista Nuria Hinojosa se vuelve piedra de tropiezo para reproducir el pacto con un Miquel Oliver crecido. En Capdepera los econacionalistas, dopados por el éxito, no quieren saber nada de un Rafael Fernández en el que identifican males del pasado.

En los pueblos se vota a la persona antes que al partido. La afirmación está consolidada. Se repite una y otra vez cuando hay elecciones locales y los resultados parecen demostrar que así es, al menos en parte. Pero también es una actitud política que tiene anverso y reverso, una moneda de doble cara con lado bueno y malo. Solo han transcurrido dos días desde los comicios y algunos cabezas de lista se convierten, o son transformados, en obstáculo para formar mayorías de gobierno. Es la intoxicación por sobredosis de personalismo que, por lo menos en el Llevant, forma parte de las malas relaciones estables entre el PSOE y Més. En Manacor la socialista Nuria Hinojosa se vuelve piedra de tropiezo para reproducir el pacto con un Miquel Oliver crecido. En Capdepera los econacionalistas, dopados por el éxito, no quieren saber nada de un Rafael Fernández en el que identifican males del pasado.

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