Lletra menuda

Riesgo humano y maltrato patrimonial

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Hay pocos lugares en los que la naturaleza haya sido tan generosa como en Albercutx. Abierta a todos los vientos, su cima ofrece una panorámica inigualable de la península de Formentor, las bahías de Alcúdia y Pollença y aún parte del grueso de la Serra. No es extraño pues que ya a finales del XVI se levantara en Albercutx una atalaya para alertar de las amenazas invasoras en la siempre apetecida Mallorca. Hoy es la propia torre la que sufre el efecto de la invasión humana y climática aliada con la falta de mantenimiento y la incursión de una nueva forma de piratería llamada vandalismo grafitero. Todo junto, pésima combinación.

Los hierros incrustados en la pared de la torre a modo de escalones están oxidados, cosa lógica, visto el lugar. Algunos han caído. En verano no es extraño toparse con una cola ante ellos para subir o descender de la atalaya. El peligro es evidente. El Ayuntamiento reclama la intervención del Consell para un lugar amparado por la declaración de Bien de Interés Cultural desde 1993. Siempre es más fácil exigir a otros. Lástima que la misma sensibilidad necesaria no haya asistido al consistorio en el momento de velar por la servidumbre de paso en Ternelles o la transformación del hotel Formentor. Pero ahora Albercutx necesita intervención urgente para conservar el patrimonio y evitar desgracias humanas.

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