LLETRA MENUDA

La pérdida de usos sociales

Llorenç Riera

Llorenç Riera

La propiedad de Gatamoix no ha especificado qué piensa hacer con las instalaciones, lo cual invita a pensar mal, sobre todo si se relaciona con los fines propios de la entidad titular y las funciones que ha venido propiciando la antigua colonia agrícola. Se especula con la venta. Otra pérdida de servicios sociales relacionados, en este caso, con los principios didácticos y recreativos inspirados en el escultismo. También es posible que salga perjudicado el medio natural. Solo sabemos que la Fundació Maria Ferret tiene hasta el 28 de junio para plegar velas. No es un plazo sobrevenido. Hace casi un año que la entidad que gestiona el centro desde hace casi tres décadas, está advertida. Los movimientos para hallar una salida de la mano de la Administración no han prosperado. Resulta significativo. La tasación de Gatamoix asciende a 900.000 euros, menos que la partida destinada a subvencionar patinetes y bicicletas eléctricas, solo por hablar de lo más reciente. También parece más apropiado destinar los fondos del impuesto de Turismo Sostenible a actividades educativas en un entorno natural. Pero la Administración no responde. Tiene otras prioridades más discutibles. Gatamoix vio un día cómo se desecaban sus tierras con finalidades agrícolas. Eran otros tiempos, hoy sería inconcebible alterar los humedales como se hizo a finales del siglo XIX. Pero hoy Gatamoix también contempla cómo se desecan sus usos sociales y formativos. Es otro tipo de intervención humana tan preocupante como la estrictamente medioambiental, con el agravante de que en este caso ambas pueden estar ligadas. No sabemos qué pasará con Gatamoix, pero sí sabemos que el escultismo ve acorralado su marco de actuación.

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