Abandono municipal

El polígono de Manacor, un cúmulo de despropósitos

El aumento de coches abandonados y mal aparcados se mezcla con aceras en mal estado y farolas que no se encienden

Un coche quemado abandonado en el polígono de Manacor.

Un coche quemado abandonado en el polígono de Manacor. / DM

Redacción

Farolas que no se encienden, aceras que no existen o coches mal aparcados y abandonados. Son estampas tan habituales en el día a día del polígono industrial y de servicios de Manacor, que ya no sorprenden a casi nadie. Como tampoco las protestas cada vez más abundantes de los empresarios que se quejan del perjuicio que esa imagen provoca en sus negocios. Pero que se haya normalizado no quiere decir que no esté.

Tal vez este último problema, el de los vehículos abandonados, sea el que da peor fama y el que más ha aumentado durante los últimos años, hasta el punto de ser el lugar recurrente, lejos de las miradas de la ciudad, para dejar el coche ‘tirado’ y que nadie se dé cuenta. En estos momentos y según datos del ayuntamiento de Manacor, en el polígono hay 13 vehículos dejados de la mano de Dios, 6 de ellos con un expediente policial abierto y 7 más situados junto a una empresa especializada en el desguace de coches y furgonetas.

Los vehículos en mal estado son una imagen recurrente en la zona industrial.

Los vehículos en mal estado son una imagen recurrente en la zona industrial. / DM

«Este es un problema de todo el municipio aunque es verdad que se acentúa dentro del polígono», explica el concejal municipal de la Policía Local, Joan Gaià. «Puede ser que esa empresa de desguace provoque un efecto llamada, no lo sé. Lo que es cierto es que la policía va pasando frecuentemente y al ser un caos, cada vez se hincha a multas… y eso a algunos empresarios no les gusta», añade Gaià.

«El polígono de Manacor está totalmente abandonado por parte del Ayuntamiento», critica Mateu Català, precisamente uno de los empresarios del sector del automóvil más combativos en este sentido. Suciedad por todas partes y residuos, farolas rotas y algunas que no funcionan, falta de mantenimiento o inundaciones en el fondo de la calle Ferrers cuando llueve por encima de los 20 litros por metro cuadrado. «Volvemos a tener muchos coches abandonados, quemados, desguazados y algunos sin matrícula. Los pequeños empresarios nos vemos obligados a tomar medidas para no perjudicar a nuestras empresas», critica.

Otros dos coches abandonados.

Otros dos coches abandonados. / DM

Por su parte, la portavoz del Partido Popular, Maria Antònia Sansó, preguntó en el último pleno municipal al equipo de gobierno cómo se encontraban las infraestructuras públicas, teniendo en cuenta que «durante la última legislatura el polígono de Manacor se ha deteriorado, con dos farolas que no funcionan, aceras rotas y aparcamientos indebidos». 

«Es verdad que hay alguna farola que no funciona, pero como pasa en muchas otras zonas del municipio», responde el alcalde Miquel Oliver, quien también argumenta que el crecimiento de vehículos mal aparcados es consecuencia directa de que el polígono tiene un tráfico más elevado entre empresas que el resto del pueblo en las horas punta.

Volviendo a la iluminación, el concejal municipal responsable, Sebastià Nadal, dice con ironía que «firmaría que sólo fueran dos las farolas que no funcionaran, pero es cierto que hay un par entre los números 43 y 45 de la calle Oliverista que no se encienden. Hablando con Endesa ahora sabemos que es un problema de cableado que necesitará de una obra civil y, por tanto, deberemos pagar nosotros. Es cierto también que cuando llueve hay ciertas líneas de la calle Menestral que saltan».

Argumentos peregrinos que también sirven para las aceras del polígono que, según apunta el Ayuntamiento, su obra depende de la empresa o el particular que desarrolle el solar en cuestión. El mantenimiento ya es otra cosa. «Si nos avisan un jueves de desperfectos en una acera es imposible que el lunes ya estén arreglados», justifica el concejal de los Servicios Generales, Carles Grimalt. «Si nadie nos avisa o no se da la suerte de que pase por allí y lo vea, poco se puede hacer».

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