Lletra menuda: La discutible inteligencia de la barrera

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Con sobreocupación del transporte público disponible y atascos en las carreteras como preámbulo de una temporada turística que oficialmente se estrena la próxima semana, queda claro que el verano inminente queda vencido, ya de antemano, por la masificación y la resignación en forma de espera y paciencia.

Frente a ello, se ensayan medidas de control y arbitraje, reguladores de tráfico humano, tanto laboral como ocioso, que se convierten en denuncia de excesos. El último invento, en este sentido, acaba de aparecer en Deià. Le llaman barrera inteligente porque será capaz de contar los coches que se dispongan a aparcar en la Cala, reconocerá y saludará a los residentes y ofrecerá oportunidad de uso preferente a vecinos y negocios locales. Ocurrente y útil, pero al mismo tiempo una inteligencia discutible porque sustituye al intelecto superior que debía ocuparse de la previsión y el uso responsable de espacios. La máquina gobernará lo que la persona no ha sabido, o no ha querido hacer, de forma directa. Una acumulación de individualismos, vaya.

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