Otro parón. El macroparque, mar le llamen algunos, de placas solares previsto entre Inca y Selva queda parado de nuevo porque no se han cumplimentado en el plazo establecido los trámites previos a la obtención de la declaración de impacto ambiental.
El olvido simulado o la inactividad momentánea también pueden ser componentes de un plan estratégico. No resulta descartable que el frenazo tenga por pretexto ganar tiempo para templar ánimos con la esperanza de que amaine la tensión y se desvíe la atención que pesa sobre el proyecto. O que el cansancio cause mella en los movimientos de protesta.
Será difícil porque 74.000 paneles solares, más las instalaciones complementarias, no pueden pasar desapercibidos así como así.
Importa lo que ocurra en concreto en este espacio particular, nada disimulable, a los pies de Tramuntana, pero detrás de ello vuelve a emerger el modo en que se diseñan y plasma la producción de energía solar en Mallorca.
Dado que es una producción limpia, pare que con ello todo debería estar permitido y hacerse de forma rápida. En Inca y Selva estamos ante una nueva operación de incertidumbre que no es útil para acallar las voces que reclaman una planificación territorial efectiva y una mayor atención a los valores agrarios y paisajísticos.
En Mallorca siempre pierde fora vila.