Agricultura

La almendra mallorquina con sello de calidad conquista el mercado alemán

La cooperativa Camp Mallorquí y la empresa Fet a Sóller se unen para promocionar y comercializar el fruto autóctono en el país europeo. La producción de almendras ha alcanzado este año una cifra récord en Mallorca: 1,5 millones de kilos

Diversos almendros en flor en el entorno de la Serra de Tramuntana, en una imagen reciente.

Diversos almendros en flor en el entorno de la Serra de Tramuntana, en una imagen reciente. / Pere Joan Oliver Orell

Joan Frau

Joan Frau

La almendra de Mallorca con Indicación Geográfica Protegida (IGP) se lanza a la conquista del mercado alemán, siempre ávido de productos autóctonos de la isla. Una alianza entre la cooperativa Camp Mallorquí y la entidad Fet a Sóller sellada hace pocos días tiene el objetivo de comercializar en el país teutón los frutos aportados por unos 460 productores de la cooperativa para dar una salida a la gran cantidad de almendras que se han producido este año en la ‘foravila’ mallorquina y que el mercado local no puede absorber en su totalidad.

Miquel Gual, presidente de la cooperativa de segundo grado Camp Mallorquí, explica que la producción de almendras ha batido un récord este año en Mallorca gracias a que muchos agricultores han plantado árboles jóvenes de regadío que consiguen esquivar la incidencia de la xylella fastidiosa, la bacteria que ha acabado con miles de almendros de secano a lo largo de toda la geografía isleña. 

Estos nuevos cultivos, que en unos cinco o seis años desde su plantación alcanzan el máximo de su producción, han generado este año más de un millón y medio de kilos de almendras (con la cáscara), cuando las cifras medias que se registraban hasta la fecha oscilaban entre las 700 y las 900 toneladas de frutos, según los datos de Camp Mallorquí. Una elevada producción que contrasta con el bajo rendimiento que este año han obtenido otros cultivos de larga tradición en Mallorca como la oliva o la viña. Además, el futuro de la producción de almendras en la isla invita al optimismo, porque las nuevas plantaciones todavía no han llegado a su máxima capacidad productiva. Actualmente, producen un 70% de lo que pueden llegar a generar en los próximos años. «Según nuestros cálculos, en unos tres años podríamos alcanzar los tres millones de kilos», señala Miquel Gual.

Y es que, según explica el presidente de la cooperativa, Camp Mallorquí tiene cada vez más socios que apuestan de nuevo por el cultivo de la almendra después de la crisis de la xylella. «Nosotros queremos salir de los precios que fijan las lonjas, que siempre van en función de la oferta y la demanda, sin tener en cuenta la producción ni las necesidades del consumidor final», explica. Así, la cooperativa apuesta por pactar directamente con el productor el precio mínimo que debe percibir por su trabajo para que siempre sea rentable la producción. 

Ante esta perspectiva, el mercado alemán podría adquirir gran parte de la producción mallorquina y de ahí el convenio firmado entre Camp Mallorquí y Fet a Sóller para promocionar este fruto en el país centroeuropeo tal y como ya se hace con otros referentes de la isla como el aceite. «Fet a Sóller tiene una estructura comercial y logística muy importante en Alemania porque hace más de 30 años que opera en ese país, y Camp Mallorquí tiene toda esta producción de almendras para vender, de la cual un 25 por ciento es ecológica», explica Gual, un dato que todavía puede hacer más atractivo el producto para los consumidores alemanes. 

La promoción de la almendra mallorquina con sello de calidad ya se ha iniciado en ferias tan importantes como Alimentària de Barcelona, la reciente feria de hostelería Horeca de Mallorca o la feria ecológica de Nuremberg que se celebra esta próxima semana. 

La receta del ‘gató’ para enganchar al público teutón

La alianza entre Camp Mallorquí y Fet a Sóller para comercializar la almendra en Alemania no se limitará a la venta del fruto, sino también de los subproductos derivados de la almendra. Y una de las fórmulas que tienen en mente para enganchar a los consumidores alemanes consistirá en comercializar un ‘pack’ que incluirá los ingredientes para elaborar el tradicional ‘gató’ mallorquín (un kilo de almendra y un kilo de azúcar) junto a la receta para cocinarlo. «La población alemana está enamorada de todo lo que viene de Mallorca, por lo que tenemos que ponérselo fácil», señala Miquel Gual. 

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