Lletra menuda

La solución inalcanzable

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Las contadas playas mallorquinas que han logrado librarse de la inmediatez del cemento conservan su condición natural. Pues vayamos a ella en condición natural, es decir, sin comodidad mecánica. Esta sería la única y sin duda la más consecuente solución para acceder a Cala Agulla, un lugar de dunas especialmente castigadas y que ahora dispone de distintos grados de protección, lo cual no significa disminución de la presión humana. De todos modos, nada de eso. El ayuntamiento de Capdepera ya ha dicho que ni hablar de trasladar el parking a la entrada de Cala Rajada. Además, seamos sinceros, esta opción tampoco sería del agrado de la mayoría de usuarios amigos de llevar el coche a pie de sombrilla.

Así las cosas, no queda más remedio que trasladar el actual parking en zona protegida de Cala Agulla, lo cual se ha convertido en poco más que un asunto de tiralíneas y definición administrativa de espacios porque se hará en la parcela de al lado de la actual bajo la regulación legal de zona rústica general.

El traslado es también un generador de descontentos, quejas y sospechas. La Asociación de Vecinos de Son Jaumell deja patente su discrepancia. Intuye que puede haber trato de favor con la propiedad, se asombra de la carencia de informes técnicos y no entiende que se asuman caminos sin declaración de utilidad pública o interés general. Pero el alcalde Fernández asegura que todo se hará en base al interés general. Las diferencias no logran un lugar de encuentro para estacionar el consenso, con lo que la solución se vuelve imposible. El mejor parking de Cala Agulla sería el inexistente y eso también es un sueño.

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