150 años de las monjas franciscanas en sa Pobla

El Col·legi Sant Frances d’Asís de sa Pobla conmemora la llegada de las Hijas de la Misericordia a la localidad hace ahora 150 años. las religiosas se instalaron en sa Pobla por iniciativa de Francesca Serra de Gaieta, miembro de una noble familia del municipio que entre otros inmuebles regentaba la possessió de ‘Gaieta Gran’

Joan Payeras

El 14 de septiembre de 1856 los hermanos mossén Gabriel Ribas de Pina y sor Concepción fundaron en la pequeña localidad de Pina la congregación religiosa que dieciséis años más tarde llegaría a sa Pobla. Después de haberse establecido ya en un total de dieciocho casas de distintos puntos de Mallorca, Francesca Serra de Gaieta solicitó a sus fundadores la presencia de una comunidad en su localidad, sa Pobla.

Según un artículo publicado por el centro escolar de este municipio en su página web, «las dos primeras hermanas que empezaron a ejercer y vivir en sa Pobla fueron sor Gabriela Maria Ripoll, de Banyalbufar, y sor Rosa de Viterbo Bennássar, natural de Selva». El día de su llegada el propio fundador de la orden, el reverendo Gabriel Ribas de Pina i Gallard impuso los hábitos a las dos jóvenes novicias en la iglesia parroquial de sa Pobla, al tiempo que recibieron el nombre de sor Francisca de Sant Josep y sor Antonia María.

Las monjas habitaban una casa situada en la calle Goleta que Francisca Serra de Gaieta había comprado para ellas. Es el inmueble donde actualmente se ubica el colegio. Aquella casa poco a poco se fue ampliando y en 1879 se produjo un punto de inflexión cuando la propia Francisca Serra compró otra casa al lado del convento para construir una capilla. Unos año más tarde, en 1926, se vendió una casa colindante con la capilla que fue adquirida por las propias monjas y pagada con donativos de los vecinos del pueblo con el objetivo de construir aulas para el colegio de niñas.

Nace la Casa Cuna

Sa pobla crecía demográficamente y cada día había más niños y niñas en edad escolar. Las monjas no podían atender todas sus necesidades, tanto en servicios escolares como en el apartado sanitario. Ante tal situación el cura párroco mossén Gabriel Pujol solicitó a los superiores de la congregación que instalaran otra casa de religiosas en la localidad.

Mientras se buscaba una vivienda que reuniera las debidas condiciones, el nuevo grupo de monjas recibió, guardó y educó a los pequeños en una casa de la calle Molino que habían alquilado. De aquella primitiva Casa Cuna las religiosas pasaron a otra en la calle Plaça, donde permanecieron hasta el año 1924. El alquiler de la casa lo sufragaban con el importe de limosnas y donativos populares que recibían de los vecinos.

Aquel año 1924 se presentó la ocasión de comprar la casa de «Son Pere», ubicada en la calle Capitán, por el importe de 25 mil pesetas. Era la grandiosa casa del que había sido del capitán Pedro Ferragut i Cànaves (Sa Pobla, 1631-1702), procedente de la adinerada familia de «Son Pere». Capitán de milicias ciudadanas, participó en las campañas militares de Felipe IV en Flandes y después fue nombrado comandante de la Capitanía General de sa Pobla.

Ferragut ayudó en la construcción de la iglesia de sa Pobla, lugar donde reposa dentro de la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, y donó las posesiones del término de Escorca Menut y Binifaldó al santuario de Lluc el 5 de enero de 1685. En 1949 fue nombrado Hijo Ilustre de sa Pobla. El importe de la compra de aquella casa fue pagado mediante una donación piadosa e importantes limosnas recogidas entre los vecinos de la localidad. Asimismo, la propia congregación religiosa aportó una parte del dinero.

El inmueble fue inaugurado como Casa Cuna de la Congregación de las Hijas de la Misericordia el 11 de mayo de 1924 con la finalidad de atender a las muchas madres de familia que, por su trabajo en el campo, necesitaban que alguien cuidara de sus criaturas durante la jornada laboral. Las hermanas de la congregación prestaban ese servicio y la institución hacía las veces de los centros que hoy se conocen como guarderías.

Las monjas franciscanas, en el caso concreto de la Casa Cuna de sa Pobla demostraron una gran sensibilidad y predisposición a la hora de atender las necesidades de la población. Respecto a ellas se puede afirmar que fueron pioneras en aquella labor y más concretamente en la Part Forana de la isla. En todo caso se sabe de la existencia de alguna casa cuna en Palma que también estuvo a cargo de las franciscanas, concretamente en el barrio de Santa Catalina.

Otros servicios humanitarios

No fue solamente en el campo de la educación donde realizaron su labor las monjas franciscanas de sa Pobla. También fue notable y muy agradecida por los habitantes de la localidad su aportación en servicios humanitarios cuidando a los enfermos en sus propios domicilios. De forma habitual y, muy especialmente, durante la pandemia de la gripe de 1918. En el aspecto sanitario también hubo presencia de las monjas, que ejercieron de enfermeras en las dos clínicas existentes en la localidad: la del doctor Miquel Serra Duet, regentada después de su muerte por el doctor Guillermo Llompart de la Peña, y la del doctor Antonio Tugores Peraire.

Ofreciendo una pincelada de la estancia de las monjas franciscanas en sa Pobla, el historiador Pere Fullana dejó escrito este comentario: «constatamos un hecho poco frecuente; yo me atrevería a decir, único en el mundo, de encontrarnos con cuatro comunidades religiosas de la misma congregación en un tan reducido espacio geográfico. Es decir, de encontrar al mismo tiempo cuatro conventos de Hijas de la Misericordia en un mismo pueblo como es sa Pobla. Y esto es de agradecer».

El centro educativo

El Col·legi Sant Frances d’Asís de sa Pobla ha sabido adaptarse como institución a las diferentes circunstancias históricas que le han tocado vivir y que , en su momento, provocaron situaciones difíciles que los miembros de la comunidad educativa superaron adaptándose a una realidad siempre cambiante.

La titularidad del colegio corresponde a la congregación de las Hermanas Franiscanas Hijas de la Misericordia. La docencia siempre ha sido el móvil y la principal actividad de las religiosas desde su institución en la localidad. En la década de los 70 se hicieron importantes reformas en el edificio que alberga el colegio con el fin de adaptarlo a las necesidades del momento. La última reforma, realizada en 1997, consistió en adaptar el centro escolar a las directrices que marca el actual sistema educativo.

En conjunto el edificio, cuya antigüedad se remonta a principios del pasado siglo XX, tiene acceso directo a través de cinco portales: tres en la calle Lluna, uno en la calle Escola y otro en la calle Lluc. Dispone de cuatro aulas de Educación Infantil, seis de Primaria, cuatro de Secundaria, tres aulas de uso múltiple, gimnasio, corredor, biblioteca, aula informática, sala de video, capilla, laboratorio, secretaría, dirección, sala de profesores, cuatro patios y las dependencias de dos pisos anexos para actividades extraescolares.

Colaboración de la asociación de padres

En el centro se imparten tres cursos de Educación Infantil, toda la Educación Primaria y los cuatro cursos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Además de los profesores necesarios para impartir todos estos estudios, se dispone de profesores de apoyo. Asimismo, se realizan actividades extraescolares con el respaldo de la AMPA , asociación de padres que colabora en las actividades que se realizan en el centro. Actualmente se está trabajando en el proyecto de constitución de una asociación de antiguos alumnos.

«El colegio, como queda dicho, pertenece a la congregación de las Hermanas Franciscanas de la Misericordia y se define como un centro confesional que ofrece a los alumnos una formación cristiana y humana; un centro que quiere dar una interpretación cristiana de la vida y ofrece a toda la comunidad educativa, oportunidades y situaciones que puedan contribuir al crecimiento de la fe a todos aquellos que libremente lo soliciten», termina el citado artículo de la pagina web del centro.

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