Lletra menuda: Sigue dejando correr el agua que has de beber

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Aún aplaudiendo el avance que supone el hecho de que millar y medio de residentes en dos de los barrios más foráneos y casi marginales de Manacor puedan ya beber con confianza agua del grifo, el grueso de la noticia sigue estando en que la populosa ciudad en su conjunto permanece presa de nitratos y cal o atada al agua envasada con plástico que también se encariña con el cuerpo humano. El fin de la condena se anuncia ahora para dentro de un año y se fía a una potabilizadora capaz de bombear diez mil litros al día de agua apta para el consumo. El precio, más de tres millones y ocho meses de obras.

La rémora sigue pesando más que el avance, con lo cual, la buena labor del actual gobierno municipal no da margen suficiente todavía para sacar pecho. Lástima que así sea en año electoral. Los sucesivos consistorios democráticos de Manacor no pueden modificar su postura cabizbaja motivada por la sed que produce el desagrado hacia quien no ha sido capaz de algo tan básico como dar de beber a la ciudad. Ni siquiera el hecho de que los nitratos predominen en la mayoría de redes públicas de Mallorca sirve de pretexto. Ya se sabe que el mal de muchos no da la talla como consuelo.

En las condiciones actuales, las promesas de una mejor salud personal y medioambiental, por menor emisión de gases al extinguirse la necesidad de comprar y envasar agua, siguen siendo una alucinación producida por la sed de quien alberga la confianza de dar un buen servicio público o aspira a que el recibo de agua se corresponda con la calidad y utilidad real. No solo teórica. Falta recorrido todavía para dar con el punto idóneo.

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