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Un buzo trabaja en la quilla de la embarcación romana de Ses Llumetes, cerca de la playa de Porto Cristo.J.R. Pandozi

Arqueología

Porto Cristo: Una historia de hundimientos, barcos romanos y un museo submarino

Además del conocido pecio del siglo I, los estudios arqueológicos sacan a la luz cuatro embarcaciones más 'dormidas' en las inmediaciones de la playa

La imagen actual de la zona portuaria de Porto Cristo es la estampa de un paraje sereno, casi bucólico, que solo parece embravecerse en escasos días de ‘torrentada’. Pero el espacio más cercano a la playa ha sido, tradicionalmente, una trampa mortal para las embarcaciones que en días de tormenta, encontraron aquí su propio laberinto, ese que durante siglos ha visto zozobrar navíos que aún hoy permanecen en su lecho marino. Cinco barcos localizados y que poco a poco serán estudiados para tratar de discernir qué relación tuvo el puerto de Manacor con el mundo marítimo-comercial del Mediterráneo entre los siglos I y XX D.C.

Es fácil que quien haya veraneado con cierta frecuencia en Porto Cristo conozca la historia del pecio romano. Ese ‘ser mitológico’ que durante décadas surtió a buceadores aficionados y arqueólogos furtivos de lucernas, ánforas y monedas romanas. Muchos decían haberlo visto a simple vista; otros le ponían más épica y subrayaban las dificultades de un relato salpimentado con tesoros relucientes. Y aunque las pruebas existían, la mayoría no se terminaba de creer que aquella parte de la historia pudiera haber sobrevivido tanto tiempo.

“Buscáis en el sitio equivocado”, le dijo un vecino a Javier Rodríguez Pandozi, director de proyectos del Instituto Balear de Estudios de Arqueología Subacuática (IBEAM), y por entonces, en 2012, responsable de hacer una prospección inicial del puerto de la costa manacorina pagada con el 1% cultural del presupuesto del Ayuntamiento. “El mito pronto pasó a ser real cuando uno de nuestros buzos no tardó ni cinco minutos en confirmar que en ese lugar había algo”. Ese fue el germen para que en 2015 y con la ayuda económica de empresas privadas de la localidad y el apoyo complementario del Consell de Mallorca y el consistorio ‘manacorí’, se iniciara la primera campaña de estudio del pecio romano de Porto Cristo.

Ahora que ha finalizado lo que ha sido la sexta (en 2020 y 2021 no se llevaron a cabo), ya se puede empezar a completar una visión más fidedigna de cómo era ‘Ses llumetes’, llamado así por parte del cargamento que llevaba en el momento en que se hundió, y hacia dónde iba. Esta embarcación romana del siglo I D.C. se encargaba de cubrir la ruta entre la desembocadura del río Guadalquivir, en la Bética, hasta Roma; con una carga formada en esencia con ánforas llenas de una apreciada salsa de pescado o garum, lucernas, vino, aceite y materiales de obra como la puzzolana (materiales silíceos con los que se conseguía históricamente el cemento). Seguramente, y durante su trayecto, fondeó cerca de la playa de Porto Cristo como escala.

El pecio romano corresponde a una embarcación de la época del emperador Nerón.

Ses Llumetes podría haber sido un barco de la época del emperador Nerón, de entre 18 y 20 metros máximos de eslora y posiblemente hecho por un fabricante llamado Caius Iulius, según las inscripciones localizadas hace unos años en las maderas que todavía se conservan de lo que fue uno de los lados de la embarcación, muy cerca de la playa urbana.

Esta ha sido una campaña especial, en el sentido que es la que ha durado más, siete semanas entre noviembre y diciembre, y la que ha permitido al equipo del IBEAM trabajar con más tranquilidad que cuando por cuestiones de subvenciones del Consell debían hacerlo en verano: “con vientos de norte y de poniente es más fácil trabajar, además de por no tener tanta gente en la playa o entrando y saliendo del puerto”, explica Rodríguez, quien agradece al Club Náutico, las Coves del Drach y la empresa Skualo su aportación económica. Una campaña que por segunda vez, además ha contado con una línea de financiación de la prestigiosa Universidad de Victoria (Canadá), con el profesor Alejandro G. Sinner como codirector de la campaña junto a Rodríguez Pandozi.

El objetivo de las excavaciones no es sacar el barco a la superficie ni tampoco objetos o piezas susceptibles de daño por el contacto con el oxígeno: “han estado unos dos mil años dentro del mar y sacarla puede ponerlas en peligro”. Sin embargo, hay otras que sí pueden depositarse en el Museo de Historia de Manacor, donde se desalinizan, se estabilizan y se restauran para poder llegar a las vitrinas y almacenes museísticos de la localidad.

Cuatro barcos más

Pero aunque el estudio del barco romano del primer siglo después de Cristo sea ahora la prioridad, el equipo del IBEAM tiene constancia y la localización de al menos cuatro embarcaciones más cerca de la playa porteña. Además de Ses Llumetes existen dos pecios más de los que hay indicios serios desde 2018: otro similar también del siglo I D.C. y otro, en este caso de épocabizantina, que se fecharía entre los siglos IV y V D.C. Los que sí están corroborados ya de manera fidedigna son un barco hundido en Porto Cristo en el siglo XIX y un vapor que corrió la misma suerte ya en el siglo XX.

Y aquí vendría la gran pregunta: Qué significaba Porto Cristo en las rutas comerciales mediterráneas? Era un puerto importante? Es real la posibilidad del puerto romano como se ha venido especulando históricamente?. “Son incógnitas que poco a poco tendremos la posibilidad de despejar. El puerto ha sufrido muchos cambios con los siglos. El dragado de los años 40 y 50 volvió a transformar su imagen hasta llegar a lo que es ahora”.

Un museo debajo del mar

Por otro lado, esta semana el ayuntamiento de Manacor ha presentado un ambicioso proyecto relacionado con este conjunto único de restos con el fin de que Porto Cristo se convierta en un auténtico museo submarino. Y es que el consistorio ha recibido dos millones de euros procedentes de las subvenciones europeas Next Generation con el fin de crear y gestionar un parque de arqueología submarina que al mismo tiempo sirva como arrecife para regenerar la fauna marina de la bocana del puerto, muy afectada durante décadas por las redes de la pesca de arrastre.

El objetivo es recuperar la biodiversidad y la fauna marina en un área devastada y empobrecida como consecuencia del exceso de extracciones de recursos marinos, así como módulos para mejorar la conectividad ecológica entre los barcos y las áreas marinas de la Red Natura 2000. Todo a partir, precisamente, de la recreación de copias de cuatro de los cinco barcos hundidos.

El arrecife constará de una amplia área destinada a la restauración ecológica liderada por el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA-CSIC) y pretende ser un reclamo excepcional para el buceo recreativo, actividades científicas, formación en arqueología submarina, monitorización ambiental y fomento de la I+D en economía azul. Asimismo, el proyecto también prevé la creación de un centro de interpretación con museografía interactiva y tecnológica con módulos de realidad aumentada que permitan explorar los pecios.

El proyecto contempla también la adquisición de dos embarcaciones eléctricas para el transporte de los buceadores hasta los puntos de inmersión, dos motores y baterías para lanchas auxiliares de servicio y una furgoneta eléctrica para el transporte de clientes al suelo, como lanzadera de los puntos de origen (hoteles, parking periférico u otros lugares de recogida). El centro de interpretación, por su parte, ampliará la oferta museística y aumentará el grado de conocimiento, la sensibilización, la accesibilidad y la interpretación de los restos romanos, además del conocimiento de la historia marítima de Porto Cristo y las Balears y de la geomorfología costera y el cambio climático.

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