El proyecto de urbanización del nuevo Camí de Son Pol, que une las carreteras de Lloseta y Orient, ha generado una fuerte polémica entre el equipo de gobierno de AlaróPP con mayoría absoluta– y la oposición –PSOE y Més–. Mientras que los dos últimos grupos consideran excesiva la propuesta, el alcalde, Llorenç Perelló, sostiene que el proyecto se ajusta a las Normas Subsidiarias. Esta vía de 420 metros une el antiguo matadero, situado a la salida del pueblo en dirección a Lloseta, con el final de la calle Solleric, punto en el que comienza la carretera que conduce al ‘llogaret’ de Bunyola. Se trataba de un angosto camino que ha sido ampliado hasta los diez metros durante una obras hidráulicas finalizadas hace unos meses.

El proyecto puesto a exposición pública prevé una calzada de 5,50 metros con circulación en dos sentidos, una acera de 1,80 metros en el lateral más próximo al pueblo y una línea de aparcamientos en cordón de 2,20 metros de ancho, en la que se intercalarán árboles y plantas: 14 plátanos y diez romeros.

El PSOE considera “desproporcionado” el proyecto porque une dos carretera que ya están conectadas por el Camí de ses Planes, a menos de un kilómetro del nuevo. “Se prioriza la circulación frente a las necesidades reales de la ciudadanía”, apuntan. La líder socialista, Aina Munar, considera que el “arbolado es escaso” y demanda que se planten ejemplares a ambos lados de la calzada y cada diez o doce metros. Los socialistas aseguran que no mejorará la circulación en el casco urbano y, además, la propuesta va en “dirección opuesta a las corrientes urbanísticas actuales”, que proponen más espacios verdes y para los peatones frente al “desarrollismo ochentista del cemento y el asfalto”. Los socialistas proponen que se elimine una de las dos direcciones del tráfico y solicitan más espacio para los paseantes.

Més, liderado por Aina Sastre, considera excesivo el enlace y opta por un camino más verde con “más bancos y mobiliario urbano, farolas bajas, árboles cada seis metros y aceras más anchas”. El partido nacionalista deplora que las farolas sean “de autopista”, que solo haya “un árbol cada 30 metros” y que los peatones se encontrarán con aceras estrechas y sin espacios para el descanso.

El alcalde asegura que la amplitud del camino “viene definida por las Normas Subsidiarias de 2003 y, además, el proyecto de expropiación lo inició el gobierno formado por PSOE y Més”. Considera que “construir aceras a ambos lados para un espacio rústico no tiene sentido”, por lo que se ha optado por situar la acera y los aparcamientos pegados a la zona urbana. Se compromete a revisar la cuestión de las farolas, aunque recuerda que al tratarse de una vía para vehículos se debe respetar la normativa de seguridad.

También se estudiará sembrar más árboles, aunque esta opción queda muy condicionada por las numerosas salidas de fincas que jalonan el trayecto. Quizás se puedan añadir “dos o tres más”, afirma Llorenç Perelló.

El proyecto calcula una circulación de 1.872 vehículos diarios. Si se cumplen las previsiones, las obras deben comenzar el próximo 2 de enero y finalizar el 2 de mayo, cuatro meses después. El presupuesto es de 546.000 euros.