El pleno del Consell de Mallorca ha aprobado este jueves la compra de la central d’Alcanada por 300.000 euros. Por lo tanto, las dos fincas que la componen pasarán a ser de titularidad pública una vez culmine el proceso de venta con la firma de la escritura de compraventa. Con esta operación, la institución insular quiere liderar la reconversión de esta zona estratégica, una reconversión reclamada desde hace tiempo y que debe ir en la línea del proyecto Alcúdia Tech Mar, impulsado por el ayuntamiento de Alcúdia y que apuesta por un nuevo modelo ligado a la economía verde. 

“Se trata de una oportunidad histórica que no podíamos dejar pasar”, ha asegurado el conseller de Presidencia, Javier de Juan, que ha defendido que este sitio se convierta en un “punto de referencia de innovación, un punto neurálgico de diversificación y transformación del modelo productivo para hacer frente a los retos del cambio climático a través de la descarbonización del mar”.

El Consell compra la central de Alcanada por 300.000 euros CIM

El conseller insular ha apuntado que la adquisición de las fincas permitirá preservar todo el conjunto. También ha avanzado que durante el primer trimestre de 2023 empezarán las tareas de descontaminación de la central que se prevé que costarán cinco millones de euros.

Utilidad pública

Además el Consell avanza que los terrenos se gestionarán con criterios basados en la utilidad pública y el interés general. Ello permitirá el desarrollo de proyectos de recuperación de uso social y público para todo el conjunto y la aplicación de la financiación procedente de los fondos Next Generation para el impulso de proyectos de transición y sostenibilidad. “Podemos hablar de una cuádruple sostenibilidad: patrimonial, medioambiental, económica y social”, ha subrayado de Juan. Las propiedades se han valorado en 8,3 millones.

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Cabe recordar que el Consell de Mallorca ejerció el derecho de tanteo que establece la Ley de Patrimonio Histórico de Balears por razones de interés público. Los elementos que conforman la central y el poblado de los trabajadores, proyectos de Ramon Vázquez Molezún (medalla de oro de arquitectura) y Josep Ferragut, conservan valor histórico, como testigos de la época de la industrialización y por su importancia económica y social para el entorno donde se ubica la central.