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Calvià

La odisea de unos empresarios para abrir ‘El gordito de Magaluf’

Estos dos emprendedores no entienden cómo nadie de la comunidad de propietarios les avisó antes de la inauguración de que el local de debajo estaba apuntalado y en riesgo

Cristi y Loredana Jitariu, delante de ‘El gordito’ de Magaluf, ya abierto. | JUAN LUIS IGLESIAS

Loredana Jitariu pensaba que recordaría el 21 de mayo de 2022 como uno de los días más felices de su vida. Cumplía años e iba a inaugurar el restaurante ‘El gordito de Magaluf’ en que, junto con Cristi, su pareja, habían invertido dinero y sudor. «Desde que lo compramos en 2021, estuvimos año y medio reformándolo, hasta 15 horas al día», recuerda.

Para ese día, esta pareja de rumanos que se afincaron en la isla hace unos cuatro años había invitado a decenas de amigos. El local estaba a rebosar de bebidas y carnes, y lucía una remodelación integral en lo que antes era un local de alterne. Loredana se imaginaba una gran fiesta de inauguración, con sus allegados. Lo que se encontró, sin embargo, fue el día más frustrante de su vida.

Esa jornada, después de ausentarse unas horas para asearse y descansar un poco antes de la fiesta, se presentó a ‘El gordito’, en el edificio Sol y Vera, y se encontró con la presencia de la Policía de Calvià, que le informó de que no podía abrir el establecimiento, porque la hamburguesería de debajo estaba apuntalada y había deficiencias estructurales.

Superado el shock inicial, se enteraron de que ese local estaba apuntalado desde hacía días -«Desde al menos el 30 de abril», apunta Loredana-, por lo que no se explican cómo nadie de la comunidad de propietarios o la administración les avisó de esa circunstancia. «Si lo hubiésemos sabido, no habríamos comprado todo el género para la apertura», cuentan. A su sentimiento de sorpresa se le unió la indignación de que tanto ellos como los operarios que trabajaron en la puesta a punto de ‘El gordito’ pudieron haber estado en peligro en esos días en que el negocio de abajo estaba apuntalado y ellos no sabían nada. Aseguran que tampoco entienden cómo, dos semanas antes de abrir, les llegó la licencia de restaurante por parte del ayuntamiento de Calvià. «Nos dijeron que todo ok», relata Loredana. «En el Ayuntamiento me reconocieron después que ese edificio no estaba muy bien. Pero antes no vino nadie del Ayuntamiento a comprobar nada», se lamenta.

Sus problemas no acabaron allí. El 17 de junio, recibieron finalmente permiso para entrar en el local. Se encontraron, para su estupefacción, un agujero en el techo de la cocina, con una bolsa llena de escombros. Al parecer, procedía de unas obras de la comunidad en la bajante. Y, después, para su desesperación, les asaltó un olor nauseabundo. «Después de tantos días, olía a muerto por la carne. Estuvimos cinco horas tirando comida», explican.

‘El gordito de Magaluf’, finalmente, abrió sus puertas, pero la historia no ha acabado. «Quiero justicia», dice Loredana, quien, junto a su pareja, ha presentado una denuncia en los juzgados de Vía Alemania.

Trámites municipales

Consultado sobre el caso, el ayuntamiento de Calvià informa de que, el día de la inauguración (21 de mayo), recibió «una llamada de la comunidad de propietarios del edificio». Continúa explicando que se decretó el cierre, después de que fuera la Policía y el departamento de Urbanismo a comprobar «in situ» las «deficiencias graves estructurales».

Unas deficiencias de las que, arguyen fuentes municipales, el Ayuntamiento no tenía conocimiento. Esas fuentes apuntan que, en ese contexto, se decretó el cierre de ambos locales y se requirió a la propiedad que subsanase la situación. Tras recibir el proyecto, el Ayuntamiento dio una licencia por vía de urgencia. El 26 de julio de 2022 se aportó el final de obras por parte del técnico responsable de la obra, «y, en consecuencia, se levantó el precinto», apuntan desde el Consistorio.

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