Susto en el cuerpo. Mañana se cumplen cuatro años de la devastadora torrentada que sesgó la vida a trece personas y azotó de lleno el Llevant. En la madrugada del viernes se vivieron escenas de pánico. El recuerdo de la tragedia está presente pero cuando llueve, el miedo invade al municipio llorencí. Se vivieron momentos de «psicosis» pero por suerte todo quedó en un susto. Llevaba lloviendo desde las 23.30. No paraba. Ya a más de un vecino le costó conciliar el sueño, otros optaron por cerrar a cal y canto. El recuerdo de la tragedia volvía a tomar protagonismo. El susto llegó a la una y media de la madrugada cuando sonó la sirena que el Ayuntamiento instaló en el Espai 36 para activarla en caso de máxima alerta y peligro de desbordamiento. El viernes se activó. Agentes de la Policía Local, de Protección Civil y la brigada fueron recorriendo las calles para avisar a la población de que «el peligro era real». Fue una medida de lo más efectiva para los residentes. Así lo confesaron unos cuantos vecinos en la plaza del Ayuntamiento, la misma plaza que hace cuatro año fue la zona cero de la catástrofe. La misma plaza en que este viernes, cuatro años después de la tragedia, autoridades y agentes de Emergencias volvían con una calma tensa en el cuerpo, a analizar la situación. Fue un susto pero un susto de los grandes. El recuerdo de la tragedia regresaba. «Hemos pasado miedo porque veíamos que no paraba de llover, los torrentes iban llenos y, claro, en seguida te viene a la memoria sa torrentada, pero cuando a las tres y media se ha desactivado el plan de contingencia porque el caudal de los torrentes había bajado, uno se pone más tranquilo», relataban vecinos de Sant Llorenç. «La verdad es que los nervios son porque el domingo se cumplen cuatro años de la torrentada. De 1989 a 2018 no había pasado nada, pero ahora sabemos que puede volver a ocurrir», confesó el alcalde de Sant Llorenç, Pep Jaume.

Y con el recuerdo de la torrentada más vivo que nunca, cuatro años después Manacor también vivió una noche de tormentas de lo más tensa. Así, varios vecinos se quedaron atrapados por el torrente. Y es que la madrugada del viernes fue «complicada» en la capital del Llevant, donde se desbordó el torrent de Na Borges y los efectivos de emergencias tuvieron que evacuar a ocho vecinos de sus casas. Cinco pasaron la noche en el polideportivo municipal Miquel Àngel Nadal mientras que el resto se fueron a casas de familiares. Tal y como ocurrió la fatídica noche del 9 de octubre, el polideportivo manacorí volvió a dar cobijo a los afectados por las fuertes precipitaciones. En esta ocasión, no hubo desgracias como aquel 9 de octubre de 2018 pero el barro volvió a tomar protagonismo en estas viviendas ubicadas en una travesía del camí de Bandrís conocido como el camí de sa Depuradora. La lluvia empezó a caer a las 22.30 horas del jueves y no dio tregua hasta las dos y media de la madrugada. En total, la tormenta descargó 254 litros por metro cuadrado.

Susto en Sant Llorenç: así ha sonado la alarma anti inundaciones

Susto en Sant Llorenç: así ha sonado la alarma anti inundaciones DM

Thomas Fichtenbaum, natural de Austria, fue uno de los vecinos evacuados. No se puso nervioso, confesó mientras que su esposa Gabriela [en silla de ruedas por una intervención] le interrumpió, ella sí pasó momentos de nervios. Por la zona donde está la vivienda, con el torrente como peligroso vecino, «toca beure». En su caso, desveló Thomas, el agua inundó la terraza y la planta baja. Había un metro de agua. Sobre las tres y media de la madrugada acudió la Policía Local y Protección Civil, además de los bomberos que ayudaron a bajar a su esposa que estaba en el primer piso. En el Miquel Ángel Nadal les proporcionaron bebidas calientes y mantas. «Han sido muy amables», agradeció aunque criticó que la limpieza del torrente deja mucho que desear. En la mañana del viernes, tocó hacer balance del desastre, además del barro que dejó el paso de la lluvia por su casa, el sistema solar también se vio dañado y se quedaron sin luz.

El caporal de los Bombers de Mallorca en Manacor, Maties Binimelis, resumió que también tuvieron que actuar en una vivienda inundada cerca del polideportivo Miquel Àngel Nadal, además igualmente se inundó la parte baja del auditorio municipal. Por su parte, el alcalde Miquel Oliver que visitó a los afectados junto al regidor Joan Gaià, puntualizó que las infraestructuras del interior de Manacor soportaron el agua pero lamentó que a la salida se formó un «embudo» que es lo que ocasionó las inundaciones. El paso de la lluvia también afectó a la mayoría de playas del municipio y los trabajadores de la SAM retiraron a lo largo de la mañana aquellos elementos que representaban un peligro para las personas.

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Se desborda el torrent del Puig Moltó en Montuïri Biel Gomila

Los Bombers de Mallorca tuvieron que rescatar a una persona atrapada en su autocaravana, las inundaciones la habían dejado sin escapatoria. Los servicios de rescate acudieron al lugar para ponerle a salvo. Las lluvias torrenciales anegaron sótanos y plantas bajas en el Llevant y las zonas rurales de la capital resultaron ser las más afectada. Artà y Sant Llorenç también recibieron de lleno por la tromba de agua. Los bomberos efectuaron una veintena de salidas para achicar agua en plantas bajas y sótanos.

El desbordamiento del Torrent de na Borges fue el que causó la mayoría de incidentes. En Manacor, el 112 registró la madrugada del viernes 54 llamadas mientras que en Artà se efectuaron 15 llamadas de auxilio y los bomberos tuvieron que intervenir directamente en unas siete. La alarma también cundió en Sant Llorenç por la amenaza de desbordamiento del torrente y el temor a que se reviviera otra tragedia. Desde este municipio se efectuaron al menos siete llamadas pidiendo socorro.

Y es que en este cuarto aniversario de la torrentada, el susto regresó al Llevant. De hecho, el jueves la conselleria de Medio Ambiente anunció que actuaría en el torrent de ses Planes porque junto al torrent Gros de Palma eran las dos zonas de Balears más susceptibles de sufrir inundaciones por lo que llevará a cabo determinadas acciones en estas ubicaciones para reducir los riesgos. Entre estas actuaciones, Pep Jaume adelantó que se contempla ejecutar pequeños desvíos del torrente pero lo que está claro es que «no hay ninguna solución mágica». «El problema es que estamos ubicados en una zona en que todas las montañas dan a Sant Llorenç, no hay riesgo cero pero si se puede minimizarlo al máximo», defendió ayer Jaume con el recuerdo de la torrentada más presente que nunca y el susto aún en el cuerpo.

Y la tarde del viernes también acabó con inundaciones en el Pla al desbordarse el torrent del Puig Moltó o de Pina a su paso por Montuïri.

* Han colaborado: Biel Capó, Sebastià Sansó, Lorenzo Marina, Biel Gomila y Rosa Ferriol.