El pleno del ayuntamiento de Sóller aprobó ayer una moción en la que se insta al Consell de Mallorca que adquiera la emblemática Torre Picada, una atalaya que data de 1622 situada en los acantilados que miran al mar. La propuesta, promovida por el concejal Sebastià Aguiló, puso énfasis en que se trata de una edificación que está en venta desde hace años y que podría acabar «en manos extranjeras».
Además de estar catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), la Torre Picada tiene una especial significación para Sóller. Fue construida después de la invasión sarracena de 1561 y cada año, con motivo de la celebración del Firó, se le colocan las banderas que identifican a los colectivos de moros, payeses y payesas.
La propuesta de Aguiló tuvo el apoyo de todas las fuerzas políticas con representación municipal aunque también recibió algunas críticas de los partidos de la oposición, ya que el PSOE calificó el texto de la moción de «demagógico». Por su parte, tanto el alcalde Carlos Simarro como el edil de Patrimonio, Jaume Bestard, recordaron que el Ayuntamiento ha mantenido contactos con la propiedad, que ha pedido a las instituciones supramunicipales que la compren antes de que acabe en manos de otros particulares.
En este sentido, el representante del PI arremetió una andanada contra los partidos del pacto de progreso que forman el Govern recordando que «es ridículo» lo que ha invertido esta administración en Sóller con los recursos de la ecotasa turística. De hecho calificó como «agravio comparativo» en relación a otros municipios que sí han recibido dinero para inversiones a través del impuesto turístico, del que recordó que «incluso se han llegado a pagar conciertos», aunque en Sóller «no ha llegado ni un duro».
