Uva de buena calidad para esta vendimia. Es verdad que la vendimia depende de muchos factores, por ello, cada añada es diferente. Esta, en concreto, ha estado marcada por las sucesivas olas de calor y la falta de lluvias. Así el presidente de la DO Pla i Llevant, Antoni Bennàssar, remarca que no se puede actuar directamente sobre estos factores así que es preciso establecer como respuesta «prácticas agrícolas adecuadas». «También debemos destacar que este año tenemos una uva muy sana, muy buena. Llega a las bodegas en muy buenas condiciones porque hemos tenido la suerte de que no ha habido enfermedades. Tanto el mildiu como el oidio no han aparecido, por ello, la uva es más buena». Y es que la añada de 2020 estuvo marcada por los ataques de mildiu «terribles». «La gente desconoce el motivo pero seguramente el hecho de que no haya habido enfermedades se debe al calor y a la falta de humedad que ha habido», razona. El resultado, resume, es que tenemos una uva sana porque no ha habido enfermedades.
Otra característica de este año es que la uva tiene una concentración de azúcar elevada, lo que puede dar unos niveles altos de alcohol y que, en general, puede ser de calidad. «El efecto general del calor sobre las uvas es que provoca un aumento de los contenidos en azúcares, lo que provocará vinos con mayor contenido alcohólico, y, el otro efecto, es que disminuye el nivel de acidez, factor importante para asegurar la buena conservación del vino», desgrana Bennàssar. «El nivel de acidez es un aspecto muy importante para dar frescura al vino para poderlo conservar bien. Como aumentaba la cantidad de azúcar y bajaba el nivel de acidez, los payeses han adelantado la vendimia una semana», explica.
En cuanto a la producción, desde la DO Pla i Llevant detallan que la cantidad es similar a 2021 y 2019, ya que 2020 fue un año malo por el mildiu. «Lo que puede pasar es que haya la misma cantidad de uva pero menos kilos debido a la sequía porque la uva tiene menos mosto, menos líquido pero depende del tipo de viña si se cultivan en seco o no. Las de secano tendrán menos kilos por la disminución de humedad», concreta Bennàssar que recuerda que en la isla se cultivan viñedos que se riegan y otros que se cultivan en seco. «En la DO Pla i Llevant todos los viñedos se cultivan en seco, pero cuando las condiciones de sequía son demasiado fuertes se autoriza el riego de manera específica para la añada en concreto».
En cuanto a la producción, desde la DO Pla i Llevant detallan que la cantidad es similar a 2021 y 2019, ya que 2020 fue un año malo por el mildiu. «Lo que puede pasar es que haya la misma cantidad de uva pero menos kilos debido a la sequía porque la uva tiene menos mosto, menos líquido pero depende del tipo de viña si se cultivan en seco o no. Las de secano tendrán menos kilos por la disminución de humedad», concreta Bennàssar que recuerda que en la isla se cultivan viñedos que se riegan y otros que se cultivan en seco. «En la DO Pla i Llevant todos los viñedos se cultivan en seco, pero cuando las condiciones de sequía son demasiado fuertes se autoriza el riego de manera específica para la añada en concreto».
Difícil lucha
Contra sequía y calor es difícil luchar de forma directa (excepto el riego). ¿Cómo actuar? Bennàssar lo desvela: «Ante la situación actual de aumento de la temperatura y el estrés hídrico de este año se debe luchar realizando nuevas prácticas agrícolas para disminuir los efectos adversos. Estas prácticas están en estudio y ya se aplican en varios lugares. Una de ellas consiste en retrasar la poda o realizar dos podas con el objetivo de retrasar la maduración de las uvas a fin de que ésta no coincida con la época estival de mayor calor. La poda verde de la primavera es otra práctica. Si antes lo que se quería es que las uvas quedaran expuestas al sol para facilitar la maduración fenólica, ahora se intenta que la eliminación de hojas, brotes o uvas deje un espacio en el interior de la cepa para que esté más sombreado. Para evitar la pérdida de agua del suelo la práctica más habitual es labrar la tierra de manera muy superficial de forma que se rompan los capilares de evaporación y el mismo polvo que se levanta sirva de capa de protección». Pero realmente la preocupación de los viticultores se centra en qué ocurrirá en los próximos años si las altas temperaturas siguen acentuándose, cómo afectará a los viñedos. Si las condiciones se van extremando será necesario realizar estudios de adaptación a las nuevas condiciones, tienen claro.
En la zona de Es Raiguer las bodegas también ya han iniciado su vendimia o están a las puertas de hacerlo esta semana. Ramanyà, según explica su propietario Toni Ramis, arrancará a partir de esta semana. Explica que «todo depende de los años que tiene la viña. No es lo mismo las jóvenes que tienen raíces poco profundas que las más viejas». Otro factor que influye es la tierra y la variedad de la uva a recolectar, añade. Pere Calafat, uno de los propietarios de la bodega Jaume de Puntiró, sí ha iniciado la vendimia. «Ha sido un año muy caluroso y seco, que ha conllevado la ausencia de enfermedades en la uva, lo que es una buena noticia». «El fuerte calor a lo largo de tantos días ha propiciado el avance la vendimia y, según estamos viendo, es una uva de buena calidad». Toni Colom de la Bodega Ribas de Consell, que también está en plena vendimia del giró ros, puntualiza que «sino se produce ninguna calabruixada o lluvia muy persistente, la uva esta en perfectas condiciones».
Verema Gegantera en el celler Sebastià Pastor
En la vendimia de Santa Maria no podía faltar la Verema Gegantera. En la tercera edición, la agrupación gegantera efectúa una vendimia, este año y debido al calor se celebrará el viernes día 26 por la tarde. La concentración será en la Plaça de la Vila, a las seis de la tarde. Poco después arrancará el pasacalles hasta el celler Sebastià Pastor, donde se efectuará la vendimia. Acompañados de los capgrossos, se pisará la uva antes recogida para elaborar el vino blanco «geganter» que será presentado en la fiesta del Vi Novell, que se celebra a finales de noviembre.
