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Viajeras recuperadas del olvido

El historiador del arte ‘llucmajorer’, Jaume-Bernat Adrover, descubre en su investigación la identidad real del flujo de aventureras que entre 1838 y 1936 relataron en sus libros, firmados con seudónimos, su estancia en la isla

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Viajeras recuperadas del olvido Rosa Ferriol

Cinco años de investigación que ahora dan sus frutos en una publicación inédita que traza el perfil biográfico de 16 mujeres que entre finales del siglo XIX y principios del XX llegaron a la isla para documentar y relatar su aventura en libros de viajes. Jaume-Bernat Adrover (Llucmajor, 1990) es el autor de Dones Viatgeres a Mallorca (segle XIX-XX). Del silenci a la descoberta, un libro presentado ayer en el marco de la Vila del Llibre de Manacor y que el jueves, 16 de junio, se presentará en el Museu de Mallorca a las 18.30 horas. Editado por Lleonard Muntaner y con prólogo de la historiadora del arte Aina Pascual, la investigación de Adrover deja patente que estas aventureras contribuyeron a crear una temprana imagen turística de Balears que en buena parte continúa vigente. La novedad es que hasta ahora la identidad de muchas de estas pioneras había sido una incógnita pese a que no fueron pocas las mujeres que visitaron la isla. De hecho, desde 1840 se constata un flujo de mujeres aventureras que relatan su experiencia de viajar a la isla. A diferencia de sus homólogos masculinos, las mujeres viajeras se veían obligadas a firmar con seudónimo para evitar las críticas de una sociedad que veía mal que una mujer escribiera y, encima, viajara. Ello contribuyó al olvido «inmerecido» de estas pioneras que ahora Jaume-Bernat Adrover recupera del olvido.

A lo largo de 291 páginas, el autor e historiador del arte desgrana las identidades de estas féminas que firmaron sus libros con iniciales o seudónimos. Muchas eran totalmente desconocidas. No se conocía su identidad real pero en este estudio, Adrover la descubre y traza sus biografías. Por ejemplo, «he podido descubrir que en realidad Marie de Behen era uno de los seudónimos que utilizaba una princesa rusa», señala Adrover que describe tanto el perfil biográfico como el viaje que vivieron estas 16 aventureras. Se trata de George Sand, Lady Elizabeth Mary, H. Belsches, Margaret d’Este, Mrs. R. M. King, Marie de Behen, Else Seeger, Mary Stuart Boyd, Ada May Harrison, Nina Larrey, Gertrud Richert, Klara Rumbucher, C. García Guardiola, Claude Dervenn, Bessie D. Beckett y Lady Sheppard.

De estas féminas que dejaron constancia de su paso en distintos libros de viaje, cabe remarcar que «cada una llegó para satisfacer sus inquietudes personales pero todas se interesaron por la cultura y la historia de Balears, por figuras históricas como Jaume I o Ramon Llull. Les atrajo la lengua, la tradición, la música y la cultura popular. Adoptaron actitudes críticas respeto al papel de la mujer en la sociedad mallorquina y expresaron una curiosa preocupación por la pérdida de identidad de un pueblo que iba abandonando progresivamente la vida rural para dedicarse a otras ocupaciones. En concreto, al turismo que intuían que era un peligro para la conservación del patrimonio natural y paisajístico», desvela el autor. «Buscan lo genuino de la isla. Beben del romanticismo. Buscan lo auténtico. Hacen itinerarios diferentes. La Serra de Tramuntana es el clásico pero otras visitan Andratx, Artà o Manacor». Por ejemplo, «Marie de Behen tiene una visión que escapa de los tópicos. Visita Estellencs. Comenta en su obra el trabajo de los agricultores, la rotación de los cultivos y documenta su excursión al Puig Major».

A lo largo de sus 291 páginas, Adrover relata muchas anécdotas sobre estas viajeras. H. Belsches viajó «por placer» con sus amigas a la isla sobre 1878, algo que en Valldemossa en aquellos tiempos no entendían e intentaron encarcelarlas porque las confundieron con espías. Cuando fueron a Artà, las invitaban a fumar «porque habían oído que todas las inglesas fumaban». También las invitaban a cazar pero ellas optaron por visitar las cuevas. La escritora Margaret d’Este y la fotógrafa Mrs. R.M. King son las dos caras de With a Camera in Majorca (1907). No se conformaron con los sitios más turísticos. También visitaron Llucmajor, Campos, Santanyí y Felanitx. De hecho, calificaron la puesta de sol de Sant Salvador como «la más bella de la isla». El flujo de viajeras se interrumpió con el estallido de la Guerra Civil, un episodio que vivió Lady Sheppard, que se estableció en Fornalutx. «Estaba plenamente integrada en la vida social del pueblo, incluso fue a matances», anota el investigador, que en su libro analiza el paso de estas aventureras desde la llegada de George Sand en 1838 hasta la guerra de 1936.

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