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Grandes infraestructuras

¿Y si el Puig Major tuviese un funicular?

Una exposición del Arxiu General del Consell reúne el material técnico de un plan de 1930 para desarrollar la cima más alta de Mallorca

Una panorámica del Puig Major. Rafel Andreo

Mallorca exprime todas las disciplinas turísticas habidas y por haber. La estrella, claro, es el turismo de sol y playa. Pero hay muchas más subofertas. Existe también el turismo de borrachera, el deportivo en sus infinitas variantes (ciclismo, triatlón, tenis, golf, escalada...), el enológico, el de senderismo, el de congresos y convenciones, el de motor, el gastronómico, el recreo náutico, el agroturismo, el ornitológico… Sólo falta el turismo de deportes de invierno, aunque, si la historia hubiese transcurrido de otra manera, a día de hoy el majestuoso Puig Major, que con sus 1.445 metros de altura es la cima más alta de la isla, completaría la oferta turística de Mallorca en invierno, con hoteles, restaurantes y atracciones adonde se llegaría a través de un funicular.

Ésa era la idea que estuvo a punto de culminar en la década de los treinta del siglo pasado el ingeniero de caminos, canales y puertos Antoni Parietti Coll (1899-1979), quien, como jefe de vías y obras de la Diputación Provincial, proyectó algunas de las carreteras más emblemáticas de la isla, como las de sa Calobra, Formentor o Cura.

Suyo fue el plan de construir un funicular aéreo que llegase hasta la cumbre del Puig Major, para lo cual constituyó incluso una empresa (Funicular Aéreo del Puig Major SA). Llegó a perfilar todos los detalles de la infraestructura, como las tarifas, pero finalmente el estallido de la Guerra Civil truncó esos planes, hasta hacerlos desaparecer en el olvido de la historia.

¿Y si el Puig Major tuviese un funicular?

Serra de Tramuntana

Los detalles técnicos de ese gran proyecto vuelven a estar de actualidad. Una exposición preparada por el Arxiu General del Consell de Mallorca en su sede de Palma recupera aquella historia que podría haber cambiado la faz de uno de los puntos más emblemáticos de la Serra de Tramuntana.

La muestra exhibe los planos, los diferentes proyectos (el primero data de 1930 y un segundo, que lo modificaba, de 1935) y los testimonios escritos de Parietti acerca de las bondades de ese plan.

En uno de esos documentos técnicos que se pueden consultar, el ingeniero Parietti desgrana cuáles podrían ser los objetivos del funicular, como albergar un observatorio astronómico «para permitir el estudio del curso de los astros […] en una condiciones de visibilidad poco frecuentes en el mundo entero».

Otros fines que apuntó para justificar la infraestructura fueron los de «fomentar los higiénicos deportes sobre nieve» o albergar la construcción de «un sanatorio de altura, tan necesario en el país”.

«Además, desde el punto de vista estratégico, hemos de hacer notar las ventajas que reportaría nuestra obra, en el desgraciado caso de un ataque a la isla, al proporcionar cómodo y rapidísimo acceso a punto de tan incalculable valor, tanto para observar los movimientos de la flota atacante como para dirigir los de la defensiva», expuso en su momento Parietti, anticipando una visión de lugar estratégico que se desarrollaría en épocas posteriores.

En la década de los 50 del siglo pasado se instaló un radar en la cima como parte de un acuerdo de cooperación militar entre España y Estados Unidos, momento a partir del cual se realizaron una serie de obras, como la carretera e instalaciones diversas. En la actualidad, tiene una instalación militar que controla el Ejército del Aire.

Una panorámica general del Puig Major nevado. | RAFEL ANDREO Iñaki Moure

«Conveniencia nacional»

«Todo lo expuesto es ya suficiente para evidenciar la conveniencia nacional y utilidad pública de las obras que proponemos, hasta el extremo de permitirnos esperar que la superioridad ha de apoyarlas y protegerlas con todo el interés de que las considere merecedoras», defendía Parietti.

La información técnica que se conserva en las dependencias del Arxiu General del Consell revela la magnitud del plan que tenía en mente este ingeniero, a un nivel muy desarrollado de concreción.

La longitud de la línea diseñada era de 2.140 metros, con una pendiente media del 36%. Las cabinas se proyectaron con capacidad para 25 pasajeros y el conductor, que harían el viaje en unos ocho minutos.

La idea era que el funicular partiese de Cals Reis, en el inicio de la carretera de sa Calobra, siguiendo un sistema parecido al que se utilizó en las infraestructuras existentes en el puerto de Barcelona y en Montserrat. Debía contar con dos estaciones, una inferior y otra superior. De hecho, las obras de construcción de la plataforma que debía servir como estación base llegaron a iniciarse (y aún quedan vestigios, como lo pueden atestiguar los excursionistas que frecuentan el lugar), antes de que estallase la Guerra Civil y todo el proyecto quedase paralizado.

Presupuesto estimado

El presupuesto estimado para la obra se calculó en dos millones de pesetas (unos 12.000 euros), concepto que incluye el material logístico para construir la línea, los edificios de las estaciones terminales e, incluso, un restaurante en la cumbre. Para financiar el plan se llegaron a emitir participaciones.

La propuesta era que la concesión para la explotación de la línea se hiciese por un periodo de 99 años. Una vez transcurrido este tiempo, la infraestructura pasaría a ser propiedad del Estado.

Otro de los documentos conservados en el Arxiu General, fechado el 30 de septiembre de 1930, recoge una primera propuesta de las tarifas que tendría este servicio de transporte. Se planteaba que un viaje simple de subida costaría ocho pesetas, mientras que el de vuelta (de descenso) sería más barato: seis pesetas.

El de ida y vuelta tendría un precio de 11 pesetas. Parietti ya contemplaba posibles descuentos para grupos organizados: del 50% en el caso de obreros; del 40% para las visitas escolares; y del 30% para los culturales. Además, los billetes para niños de entre 8 y 12 años valdrían «exactamente la mitad del precio asignado al correspondiente billete entero».

Motor turístico

«Por su actual inaccesibilidad, permanece eliminado del movimiento turístico nuestro incomparable Puig Major, rodeado de lugares tan interesantes y ya famosos como el Gorch Blau [sic], la Calobra, el Torrente de Pareys [sic]… tampoco hoy visitables prácticamente. Es indudable que, al poder ser ofrecidos conjuntamente a la contemplación y a la admiración de los visitantes, constituirán el máximo atractivo de Mallorca», argumentaba Parietti en una publicación conservada actualmente en el Arxiu General del Regne de Mallorca.

La idea del funicular no prosperó, de forma que tampoco lo hicieron otros servicios complementarios que llevaba aparejado, como un hotel, un bar, una pista de patinaje y una tienda de objetos de recuerdo, evitando así que el furibundo desarrollismo que vino después acabase convirtiendo el majestuoso Puig Major en una especie de localidad turística de altura.

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