El rectángulo formado por las avenidas del Parc, Baix des Cós, el paseo Antoni Maura y la calle de l’Amargura volvió a ser, tres años después, la zona de encuentro de miles de personas atraídas por una de las ferias más famosas y concurridas del calendario primaveral mallorquín. Un despliegue comercial, ganadero y deportivo que desde las diez de la mañana ofreció propuestas variadas para todo tipo de visitantes.

La parte artesanal, quizá la más esperada y que registró un mayor número de aventureros de domingo a la búsqueda de su ‘tesoro’, llenó el paseo de Na Camel·la, resguardado del calor y la humedad preveraniega entre árboles y toldos. Un buen lugar donde hablar y comprar, planear y reencontrarse tras años de restricciones. Al final del paseo el CEPA Llevant abrió una exposición de muebles y objetos decorados.

La calle Tià de sa Real y la avenida del Parc por su parte, fueron las de la maquinaria agrícola (cada vez menos presente) y de los automóviles tanto nuevos como los sempiternos clásicos, quienes se llevaron la mayor parte de fotografías entre los ruidos de las casetas de comida y bebida y de las atracciones de feria montadas en las dos explanadas frente a la plaza Madrid.

Los expositores se reencontraron con el público tras la pandemia. | SEBASTIÀ SANSÓ

La zona más cercana a la iglesia parroquial de Els Dolors fue para la comida y el comercio más local donde, como ya pasó este sábado, los establecimientos manacorins sacaron también sus stocks a la calle y entre ofertas atraparon las miradas hacia lo nuevo. Un gran sabor de boca entre encurtidos, quesos o barquillos artesanales de cara a reponer fuerzas a media mañana y continuar.

Seguir hacia el Baix des Cós, la segunda arteria más transitada de la vigesimocuarta Fira y que dio visibilidad a toda una serie de clubes, gimnasios y asociaciones deportivas que pudieron mostrar así, hasta las siete de la tarde, lo que son y representan dentro del tejido manacorí y de paso atraer a nuevos practicantes que, en pocos pasos, tuvieron un gran abanico de modalidades, desde escalada hasta baloncesto, pasando por voleibol, ajedrez, atletismo o actividades subacuáticas.

Hubo una gran afluencia de visitantes a la Fira. | SEBASTIÀ SANSÓ

Para redondear la Fira, el ayuntamiento de Manacor organizó también una serie de visitas guiadas a cargo de la experta Magdalena Sureda, a través de la ciudad y poniendo más énfasis en los lugares y parajes menos explicados pero igualmente definitorios del centro urbano. Una inmersión por la historia, curiosidades y miradas hacia arriba para conocer lo que día a día pasa desapercibido.