Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lletra menuda

Las señales de no ser bien recibido

Analistas y consultores sobre el movimiento turístico de Mallorca ya señalan sin atenuantes que se ha llegado al límite y esbozan previsiones poco optimistas, en cuanto a control, de cara al futuro. Nadie que pueda permitírselo renuncia a su condición de turista y quienes están facultados para ello no toman medidas de peso en beneficio del equilibrio. Solo comienzan a apreciarse correcciones parciales y puntuales que, en la práctica, quedan en invitaciones a no acudir a un determinado lugar en una época concreta. Aún con la pandemia de por medio, S’Almunia se convirtió el año pasado en un claro reflejo de la masificación turística fruto de las modas y el marketing. Las aglomeraciones en un lugar tan paradisiaco como limitado, provocaron también roces entre el ayuntamiento de Santanyí y el Govern que a día de hoy todavía no se han saldado. Puesto que todas las previsiones indican que la isla estará abierta de ‘pinte en ample’ este verano, dado que en la casa consistorial de Santanyí se recibe mucha presión vecinal y el aparcamiento de Cala Llombards sigue inhabilitado para amortiguar a los visitantes de S’Almunia, el Ayuntamiento decide dar un paso más y extiende la zona de estacionamiento limitado para residentes a veinte calles del núcleo. Digamos que el problema de la aglomeración se expande en forma de molestias y presión humana que se traslada a otro lugar. Las señales de ACIRE en Cala Llombards son un indicativo de no ser bien recibido por exceso, una invitación a no volver. Eso, en términos locales, porque si lo generalizamos a toda la isla constituyen una expresión, el último vocerío, sobre la inexcusable urgencia de afrontar ya la ordenación y dimensión de los todavía crecientes movimientos turísticos que afectan a Mallorca.

Compartir el artículo

stats