Un Jueves y un Viernes Santo de lo más especial. Tras dos Semanas Santas confinadas y sin procesiones, el fervor popular tomó las calles de los pueblos con los davallaments y las procesiones del Santo Entierro. Igual de sentida fue la noche del jueves, noche en la que el cristianismo recuerda la llamada Última Cena. Y es que fueron el preludio de las procesiones del Viernes Santo que conmemoran la muerte de Jesucristo en la cruz y cuentan con una gran tradición en Mallorca con los davallaments que se escenifican en diversas localidades. Así, la emoción y un silencio riguroso hacia los penitentes reinó en los pueblos de la Part Forana que anoche salieron a la calle para presenciar, tras el parón obligado por la pandemia, el desfile de penitentes, solemnes pasos, bandas de música y centuriones.

Sin ninguna duda, uno de los focos de la jornada estaba puesto anoche en Sineu, que se ha volcado para que la procesión más antigua de la isla luciera de lo más esplendorosa. El Ayuntamiento y el patronato de cofradías se volcó en que así fuera haciendo una llamada a los vecinos y vecinas a sacar los vestidos de nazarenos. «No debe quedar ni uno en los armarios», era el objetivo. También se invitó a sacar los domassos en los balcones. Y, así, Sineu cumplió con la tradición, por ello, es una de las procesiones más famosas de la Part Forana. Los centuriones romanos a caballo abrieron la «solemnísima procesión» que contó con 18 cofradías, la Banda de Cornetes i Tambors de Sineu y las bandas de música de Algaida, Porreres y Montuïri. Otra tradición ligada al Viernes Santo sineuer es llenar los cellers para degustar el típico frit de pasqua. El lleno era absoluto.

Y otro de los marcos incomparables que regala la Semana Santa es el del Calvari de Pollença con su tradicional davallament y la esplendorosa y bella procesión por la larga escalinata que tras el parón de la pandemia volvió a congregar a una multitud que no quiso perderse la bajada de la imagen del Cristo de la Cruz, uno de los actos más sentidos. En Felanitx, se decidió no organizar el davallament, pero este viernes sí se quiso rendir un acto simbólico. Así, en las escalinatas de la iglesia se colocaron las cruces y la banda de música felanitxera interpretó el Hosanna in Excelsis de Óscar Navarro antes de dar inicio a la procesión. Petra, en cambio, sí disfrutó de la representación del davallament viviente con Jesucristo interpretado por Guillem Vanrell en el Convent de Sant Bernardí, que está integrado en la procesión que se inicia y concluye en la parroquia de Sant Pere. Manacor, Inca, Son Servera o Sóller, entre otros muchos pueblos, también vivieron con fervor el retorno de las procesiones, interrumpidas por la covid.