Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lletra menuda

La finca descuidada y el rebaño improductivo

Las ovejas pastan en el campo de es Coll Gomà. JUAN LUIS IGLESIAS

El hecho de que llame la atención la presencia de un rebaño de ovejas alimentándose, al tiempo que limpian el terreno consumiendo la hierba, y que casos como el del pastor Xesc Sans constituyan una excepción, muestra hasta qué extremo han cambiado las cosas en Mallorca en no tantos años. Lo antaño normal y hasta hoy necesario, se ha vuelto extraordinario. Significa también que hemos desequilibrado las prioridades. Lo fácil y rápido vence a la calidad de lo elaborado y autóctono. Digámoslo de otro modo: Mallorca ha vendido su paladar. Prefiere alimentarse de forma insípida.

Llega Pascua y hay que hacer panades, esas diferentes a las comerciales de todo el año. Para ello, nada mejor que un buen cordero mallorquín, crecido en el remanso de la tranquilidad de fora vila, sin nada de pienso ni apretones de granja. Pero ya son cabezas contadas y además parte de ellos acaban vendiéndose fuera del circuito ecológico por falta de demanda. La exigencia del mercado turístico ha impuesto el cordero peninsular y parte del mallorquín se exporta al norte de Africa. Un desajuste monumental.

Durante la pandemia quedó demostrado que con organización y concienciación ciudadana la ganadería insular puede tener salida. Consumir carne de Mallorca es un acto de militancia. Si se renuncia a ella seguiremos teniendo la tierra baldía y el rebaño improductivo. En todos los sentidos.

Compartir el artículo

stats