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Mejor el negocio que la guerra

Mientras las bombas retruenan y causan devastación en Kiev y España decide enviar material bélico ofensivo a Ucrania, no es mala noticia que una vieja y abandonada batería militar de Mallorca salga a la venta. Si, ya sabemos que el búnker de Cap Blanc está obsoleto y que hoy las guerras son más sofisticadas y técnicas, pero no deja de ser un símbolo en estos días en los que la paz y el respeto a la vida necesitan aferrarse a algo. Siempre será mejor el ocio y el negocio que la batalla destructiva, aunque sea con potenciales finalidades hoteleras en una isla de sobreexplotación turística. Cap Blanc es una de las míticas baterías militares de la costa mallorquina. La singularidad del paraje en el que se ubica, su valor estratégico ya caduco y las características de su construcción le otorgan identidad exclusiva. Arrastra un pasado que todavía permanece vigente en la memoria de las generaciones mallorquinas que han hecho el servicio militar obligatorio. Por tanto, también en la sociedad y el patrimonio de cariz histórico. Desde 2013 el ministerio de Defensa tiene en mente vender Cap Blanc dentro de una política de desprendimientos inmobiliarios y territoriales en desuso que incluye otras antiguas bases militares. Pero no ha sido hasta 2019 cuando se ha regularizado la situación del lugar para poder sacarlo al mercado inmobiliario. En los mismos días en que se confirma el repunte de adquisiciones de casas por parte de extranjeros en Mallorca, coincidiendo con una bonanza de la pandemia, una inmobiliaria se encarga de promocionar Cap Blanc. Pide 3,8 millones por sus 8,24 hectáreas y resalta la existencia de un búnker con posibilidades hoteleras y de restauración. Estamos en otra época, la de la reconversión militar hacia usos más civilizados.

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