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Temporeros, los payeses que contribuyen a mantener vivo el campo

Las explotaciones deben recurrir a mano de obra extranjera para afrontar la campaña agrícola. Llegan entre 300 y 400 colombianos

Temporeros, los payeses que contribuyen a mantener vivo el campo RF

La Fundació Pagesos Solidaris nació hace 20 años con la finalidad de cubrir el déficit de mano de obra de residentes en el campo mallorquín para las campañas anuales de horticultura. En total, llegan entre 300 y 400 colombianos para trabajar entre seis y nueve meses en 15 empresas y explotaciones mallorquinas. Rafel Figuera es uno de los socios fundadores de Agromart, una de las empresas mallorquinas que recurre a los temporeros para sacar adelante el trabajo que tienen en el campo. «Podemos afirmar que el sector productivo de la isla ha podido continuar vivo gracias en parte al convenio de colaboración que nos permite traer temporeros», sentencia. 

En estos momentos, Agromart solo cuenta con dos temporeros de los 25 que ha solicitado en esta campaña. «Ya tendrían que estar aquí diez pero este año todo va más lento. No sé qué problemas burocráticos hay pero las solicitudes llegan a cuentagotas», explica Figuera, que estima que entre febrero y junio llegarán unos cinco trabajadores cada mes procedentes de Colombia. «Unos están seis meses y otros 9. Desde que se fundó Agromart en 2010 estamos recurriendo a Pagesos Solidaris pero antes de la fusión de Agro Sa Volta y la familia de Tomeu Lliteres para crear Agromart ya venían temporeros. De hecho, desde los inicios del programa», desgrana.

Temporeros, los payeses que contribuyen a mantener vivo el campo R.F.

Y es que, sentencia , «en tiempos de bonanza [antes de la crisis de 2007] era imposible encontrar trabajadores autóctonos para trabajar en fora vila, por ello, el convenio con la Fundació Pagesos Solidaris vino como anillo al dedo», relata Figuera, que recalca que antes de la pandemia también era muy difícil lograr mano de obra. Y es que cuando la construcción o el sector servicios funciona, «es complicado encontrar gente para trabajar en fora vila».

Otro punto a favor es que la gente que viene de Colombia procede del mundo de la payesía. «Hay muchos casos que son payeses o hijos de payeses, por lo tanto, tienen el trabajo interiorizado, además se saben adaptar al clima, al sol, al frío porque no tenemos que olvidar que fora vila es un trabajo duro. Ya partimos de una base. No todos funcionan, pero un alto porcentaje, sí. Es verdad que ahora estamos en los inicios pero tenemos trabajadores que tienen 55 años y que llegaron con 35. Es gente que hace muchos años que viene. Ya conocen los trabajos, la empresa, los encargados y son muchos factores que juegan a favor. La realidad es que los trabajadores que vienen de Colombia ya saben hacer los trabajos mejor que yo. La relación con algunos de ellos ya es una relación de amistad. Pero no solo de amistad, también han salido historias de amor», desgrana Figuera, que explica que uno de estos trabajadores procedentes de Colombia ahora es su cuñado. 

«Vale la pena venir porque lo que haces aquí en cinco meses, allí no lo logras», sentencia Diego Nelson

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Y es que Edil Martínez fue uno de los primeros que llegó. En los meses que trabajaba en la finca de Porreres ya era el encargado de la cuadrilla y hace diez años que se quedó en la isla porque surgió el amor con Apol·lònia Figuera, gerente de la parte administrativa de Agromart. Y de hecho, Edil es ahora el encargado de personal del área de producción. 

Como en muchos casos, Edil también procede de una familia dedicada a la producción de café y de caña de azúcar. Diego Nelson ya trabaja en la finca sa Volta de Porreres. Explica que vino por primera vez en 2008. Lleva once años en Agromart. Sus padres se dedican a la agricultura. Tienen una finca de plátanos y café. «Lo que ahorro aquí puedo invertirlo en la finca de mis padres y en mi familia». Tiene esposa y un hijo de 10 años. No hay duda que es duro alejarse de ellos pero sentencia un «vale la pena venir porque lo que haces aquí en cinco meses, allí no lo logras. Si comes, no puedes ahorrar. Aquí puedes comer y ahorrar», afirma Diego Nelson mientras revisa la plantación de manzanos sembrados.

Hay casos de gente que ha venido aquí distintos años, ha ahorrado dinero para después emprender una vida en su país como empresario. También hay temporeros que han venido unos años, luego ha estado otros sin venir para después regresar. La realidad es que es «un sacrificio» para ellos porque dejan la familia durante seis o nueve meses pero económicamente les sale a cuenta, afirman. «Como jefe de producción de Agromart, solo tengo palabras de agradecimiento para estos trabajadores», confiesa Rafel Figuera. 

Temporeros, los payeses que contribuyen a mantener vivo el campo

Y es que la pandemia les llevó a tocar con las manos que «la gente de aquí no está dispuesta a hacer este tipo de trabajo porque hoy en día no estamos habituados a trabajar en fora vila». «La pandemia fue un caos. La no presencia de los temporeros en el mundo agrícola fue un caos porque el sector primario fue de los únicos que continuó rondando pero no pudieron venir por el cierre de fronteras», relata Figuera, que explica que sacaron adelante el trabajo con la gente en paro.

Ahora están preparando terrenos e instalaciones para empezar a sembrar las producciones de verano. Febrero, marzo y abril son meses fuertes en siembras. «En estos meses se siembran entre 200.000 y 300.000 plantas y todas ellas se siembran de forma unitaria y a mano para que uno se haga la idea del trabajo que tenemos», describe Rafel Figuera. Para las cosechas de junio, julio y agosto, la plantilla ya está al completo. «Este año tendremos cinco o seis que no han trabajado nunca con nosotros. Como se prevé que será un año turísticamente bueno y no podremos recurrir a gente autóctona, hemos sido previsores y hemos solicitado cinco o seis más. Serán nuevos para nosotros pero no será la primera vez que trabajen en la isla o en España como temporeros porque hay una ley que ya no deja venir nuevos temporeros, deben ser repetidores. No conocen la empresa pero sí el mundo rural», puntualiza Figuera. 

Cabe recordar que la Fundació Pagesos Solidaris prosperó fruto del hermanamiento entre los sindicatos agrarios Unió de Pagesos de Mallorca, Unió de Pagesos de Catalunya y Unió de Llauradors del País Valencià. Se hizo un convenio entre el Ministerio de Exteriores y el de Colombia y desde 2001 se traen trabajadores colombianos. Además, el programa de acogida de temporeros tiene el apoyo económico de la conselleria de Asuntos Sociales por medio del IRPF Social.

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