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Charo Palma
Charo Palma Desahuciada en Pollença

"Cada semana me dejaban un papel que decía que la casa ya no era mía"

Charo explica que el fondo que compró su casa quiere volver a vendérsela a precio de mercado

Rosario Palma, ayer viernes en Pollença.

Charo Palma, de 67 años, es natural de un pueblo de Sevilla, aunque está afincada en Mallorca desde hace casi 30 años. El pasado viernes fue desahuciada de su casa de Pollença.

¿Cómo fue el desahucio?

Sufrimos un aislamiento total por parte de la Guardia Civil. Nos cercaron y me dejaron a mí sola en la casa. No quisieron dejar pasar a nadie para que me ayudara. Vinieron ocho coches patrulla que bloquearon todas las entradas desde las 6 de la mañana. No dejaron pasar a la gente de Stop Desahucios que vino a ayudarme. Tuve que apañármelas sola.

¿Se portaron bien con usted los agentes?

Hombre, no me pegó nadie.

¿Dónde reside ahora?

Estoy con unos amigos que viven al lado del torrente. Les pregunté si podía llevar allí a mi caballo porque tienen una cuadra. Me dejaron quedarme con ellos.

¿Tiene esperanzas de recuperar su casa?

Pues no lo sé. Si ellos me dan la razón y admiten que la cláusula era abusiva y lo que han hecho ha sido una estafa, no sé si tendrán que indemnizarme o darme la casa otra vez. Yo les he dicho que si me tienen que indemnizar por un dinero similar, quiero que me den mi casa. No me niego a seguir pagando la hipoteca, pero sí de una forma más cómoda porque tengo mi pensión. No descarto nada. El día 11 pusimos una demanda, lo único malo es el tiempo, porque ya han estado casi cuatro años en notificarme una sentencia a favor.

¿Cuándo compró la casa?

En 2003, con una hipoteca. El problema gordo llegó seis años después.

¿Cómo empezó el problema?

Justo después de comprar la casa. Fui al banco a hacer una hipoteca y me dijeron que sí. La casa estaba valorada en más de 300.000 euros. Me dijeron que como la casa y el campo estaban separados debía hacer una declaración de obra nueva. Entonces pedí un crédito aparte. Yo aporté el dinero para los papeles y ellos (el banco) tenían que pagar 228.000 euros, que era el precio de la casa. Pero cuando íbamos a firmar, el director del banco dijo que tenía que irse a Madrid y yo le dije que la propietaria de la casa me había llamado porque estaba cansada de esperar y que si no comprábamos pronto ella buscaría otro comprador.

¿Y que contestó el banco?

Me preguntaron si había que avanzar algo de dinero y yo dije que no tenía un duro, que solo quería la hipoteca, sin más líos, porque yo tenía una cafetería que iba bien. El banco creyó oportuno dar un anticipo a la propietaria y le dio 30.000 euros, aunque yo no firmé nada hasta dos días después.

¿Y qué pasó después?

En principio todo fue bien, la propiedad cobró, nosotros firmamos y nos dieron la llave. Pero por la noche pensaba en los 30.000 euros y cómo lo habrían arreglado. Imaginé que habrían quedado pagados con la hipoteca, pero vi que pasaba algo. Yo el único gasto que vi reflejado era el pago de 540 euros al notario. Al día siguiente me dijeron que tenía que traer dinero y me di cuenta de que en la cuenta debía unos 2.000 y pico de euros, solo de firmar. Me hicieron una declaración de obra nueva por 100.000 euros y una compraventa por 200.000 euros. Casi a diario llevé más de mil euros al banco, pero tenía solvencia porque tenía un negocio. Me fui a mi pueblo y cuando volví tenía la cuenta personal bloqueada, pidiéndome la hipoteca. Me amenazaron por primera vez. Según parece tenía la cláusula de vencimiento anticipado.

¿Ya no pudo pagar más?

Entre el préstamo, los recargos y la hipoteca que no paraba de subir era una sangría. En la hipoteca, el banco no puso los 228.000 euros, sino una cantidad menor, descontando los 30.000 euros que se habían anticipado. El problema que me ha tenido cogida por el cogote desde el primer día fue que el banco no acompañó los 30.000 euros a la hipoteca. No puso el gasto real.

¿Se aclaraba usted con cifras y conceptos tan confusos?

Es muy confuso, pero así empezó la historia. Yo le dije al banco que las cuentas no me salían y que no hacía mas que poner dinero de ‘gastos diversos’, sin saber lo que era. Así fue durante un tiempo hasta que un día volvió a faltar dinero. Tenía las cuentas bloqueadas y me costó arreglar las cosas un montón de dinero. Todo era tapar agujeros.

¿Y cómo lo hizo?

Tenía un piso por el que pagaba una hipoteca de 300 euros. Debía aún 42.000 euros. Entonces miré si podía ampliar la hipoteca para salir adelante. Cuando el banco recibió la petición habían cambiado al director y no me lo aprobaron. Entonces me vi obligada a vender el piso y lo que me sobró lo utilicé para pagar deudas y hacer arreglos en la casa. El problema es que vino un cap de fibló y se llevó el tejado. Además, aquel mes el negocio no fue bien. No pude pagar y me pidieron la hipoteca. Aquí llegó el calvario.

¿Cuándo fue la primera orden de desahucio?

Fue en el año 2015. Cuando dejas de pagar la hipoteca y el banco vende tu propiedad a los bancos buitres te consideran una okupa. Pero yo estaba en mi casa, no era una okupa, y aún así han conseguido sacarme de casa.

Pero usted tiene una sentencia favorable, ¿no?

En 2018 gané el caso de las cláusulas abusivas, pero no me han dado la sentencia hasta el 22 de enero de este año. Supongo que ha sido un despiste del abogado, que no me lo dijo, y la administración consideró que ya estaba avisada. En 2019 también me dieron la razón.

Al parecer, su casa fue vendida por el llamado ‘banco malo’ a un ‘fondo buitre’. ¿Ya la ha vendido a alguien?

Me la quieren vender a mí a precio de mercado, 250.000 euros, pero no puedo comprarla. Yo he llegado a estar acosada por los intermediarios. Cada semana me dejaban un papelito que decía que esta casa ya no es mía porque ya ha sido vendida a otro propietario. Amenazaban con cambiar el bombín.

¿Usted se siente estafada?

Sí, porque yo incumplí un préstamo y me pidieron la hipoteca. Lo primero que hice fue denunciar al banco por mala gestión de la hipoteca, pero el juzgado me contestó que la mala gestión no es un delito.

Intentaron desahuciarla otras dos veces, ¿no es así?

Sí, la primera no pudieron porque presenté un papel del juzgado y me dieron tres meses más. Después volvieron, pero tampoco pudieron. A la tercera, han venido con todo. Llevaban un taladro para romper la cerradura.

¿Podrá vivir en casa de sus amigos de forma indefinida?

No, porque ellos también tienen problemas en su vida y yo soy un problema más. Son mayores y también tienen un problema con su casa. Estamos intranquilos, sin saber qué pasará. El problema más gordo ahora es mi caballo y mi perro, porque no puedo deshacerme de ellos. Incluso vino el Seprona a mi casa para llevarse el caballo, pero no quiero abandonarlo. Un acoso total.

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