Mujer de su tiempo y su entorno, Joana Bauzà Vaquer fue una persona acogedora, siempre disponible, receptiva y cordial. Conocida por todos en Sant Joan como ‘na Joana de Gossalba’, la possessió que cuidaban sus padres y en la que pasó su primera infancia, falleció el 13 de julio pasado en el mismo Sant Joan que era su referente, pero desde el cual también supo abrirse al mundo y a las realidades sociales más diversas. Dejó huella. Quizás por eso el Col·lectiu Ternyines, en el que por supuesto ella también se integró mientras pudo, le dedica su Pronòstic de 2022.
Este dietario con marcado acento local es ya una tradición en Sant Joan. Perfila el futuro y asienta el presente al estilo de los antiguos almanaques mallorquines. En él queda la memoria colectiva del ciclo anual ya finalizado, datos estadísticos, curiosidades y el fruto del esfuerzo de los miembros de Teranyines por indagar en el pasado del municipio. En esta edición de 2022, Antònia Bauzà y Catalina Lluïsa Gayà son las encargadas de reflejar los rasgos vitales de ‘na Joana de Gossalba’. Recuerdan su infancia al lado de los otros seis hermanos que conformaban la familia, el primer trabajo en la manufactura de la piel y la posterior asistencia sanitaria infantil en Son Dureta. Al amparo de un hermano religioso paúl, Joana Bauzà también estuvo en Estados Unidos y desempeñó labores misioneras en Honduras. Quienes compartieron amistad con ella la definen como una mujer disciplinada y sacrificada, con dotes para la organización y la previsión. La recuerdan como una colaboradora implicada en múltiples actividades. Amante del excursionismo, lo difundió a través de la asociación de personas mayores de Sant Joan, espacio que también le sirvió para implicarse en la acción social local.
El Pronòstic de Teranyines no sería tal sin el calendario agrícola mensual, las onomásticas y devociones de cada día, actualizando una labor que en su día hizo el recordado Josep Estelrich, y las advocaciones de cada santo.
Francesc Canuto, coordinador de la publicación, aprovecha la edición de este año para desmenuzar los pormenores del apodo Carmany en Sant Joan y también rescata las gloses que el pobler Bartomeu Crespí Caldera dedicó al accidentado ciclista de Lloret, Josep Nicolau (1908-1934). Miquel Estelrich recuerda la nevada de 1956 y Andreu Ramis las Llegendes d’enfonsament i les roques del dimoni. En el Pronòstic queda espacio también para las fotografías antiguas, la Codemna que Joan Matas Ditaler escribió el año pasado y las recetas de cocina menorquina de Sacrament Ferrer. Este es el contenido de las páginas de una publicación que, en su conjunto, también está aderezada con movimiento demográfico, datos prácticos y de servicio.
