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Lletra Menuda | Largo trecho entre el dicho y el hecho

Imagen de archivo de un autobús público interurbano (TIB). CAIB

En la Mallorca de interconexión creciente y desigual establecimiento residencial de la población, está claro que Palma y Marratxí consolidan una única área metropolitana. La ciudad ya no se basta por si misma y debe pedir constante auxilio territorial a un disperso municipio vecino que ha aprendido a vivir de lo que le reporta la gran urbe.

En estas condiciones, resulta consecuente que Palma y Marratxí dispongan de un sólido transporte público acorde con las necesidades y conveniencias de la gente. La ampliación de buses y recorridos presentada ayer puede entenderse en esta línea, pero topa con el atasco del largo trecho que media hoy en Mallorca entre el dicho y el hecho en cuestión de buses y trenes. Es decir, buena teoría y práctica cargada de dificultades.

Lo dijo el conseller Marí en la casa consistorial de Marratxí: «para poder tener un transporte público competitivo se debe ofrecer un buen servicio». Sin duda alguna. Los papeles y proyectos presentados ayer conducirían al entusiasmo si no descarrilasen en sus enlaces con un servicio ferroviario saturado y que, incomprensiblemente, sigue estacionado en una huelga intermitente a la que nadie logra poner solución definitiva.

Por los mismos motivos apuntados al principio, Marratxí y, evidentemente Palma, son los dos municipios que más se sirven y necesitan del tren. De poco servirá que se amplíe y mejore la línea de buses 341si sus enlaces ferroviarios le fallan. El transporte público de Mallorca no se puede administrar en pequeñas porciones. Necesita, como se ha apuntado tantas veces, de una visión y gestión de conjunto que requiere coordinación, planificación y esfuerzo constante. Por supuesto, también alta inversión. No es solo el bus o el tren, tampoco el avión o el barco. Es todo junto. 

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