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El Dijous Bo de Inca recupera la esencia

Dijous Bo 2021: “Había muchas ganas de feria, ¡pero no de comprar!”

Dijous Bo 2021: “Había muchas ganas de feria, ¡pero no de comprar!”

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Dijous Bo 2021: “Había muchas ganas de feria, ¡pero no de comprar!” J.Frau/R.Ferriol/I.Moure/A.Ruiz

La ciudad de Inca volvió ayer a ser la capital de Mallorca con un Dijous Bo que recuperó toda su esencia tras un año de parón obligatorio por la covid-19. La llamada Fira de fires desplegó todo su mosaico de colores y aromas característicos de la foravila mallorquina, concentrados en un Mercat Pagès que ejerció de eje vertebrador de todo el recinto ferial, que ocupaba prácticamente todo el centro de la ciudad, entre la Plaça Mallorca y la estación de tren, con algunas ramificaciones. La feria contó con nueve kilómetros lineales de expositores, uno más que en la última edición celebrada en el pasado año 2019.

Una multitud de visitantes pasea por la Avinguda de Lluc. Manu Mielniezuk

La jornada amaneció con el cielo tapado, pero en ningún momento hizo aparición la temida lluvia. Eso sí, el día fue fresco y se notaba en los atuendos invernales de los miles de visitantes que, un año más, saturaron el centro de la ciudad. El de ayer no fue el Dijous Bo más multitudinario que se recuerda, tal vez por la incertidumbre del tiempo o porque la huelga del tren acobardó a más de un posible visitante. La gran mayoría de plazas de aparcamiento habilitados por el ayuntamiento de Inca para contrarrestar el conflicto ferroviario fueron ocupadas.

Regresaron las imágenes clásicas de las principales calles del centro de Inca saturadas de visitantes. En estas circunstancias era difícil mantener las distancias de seguridad, pero la inmensa mayoría del público respetó la recomendación de llevar la mascarilla. Este atuendo facial fue el factor diferencial del Dijous Bo de ayer con respecto al de otros años y el elemento que recordaba al público que la pandemia sigue entre nosotros.

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Las mejores imágenes del Dijous Bo Manu Mielniezuk

Una de las principales novedades de la edición de este año es que la tradicional recepción de autoridades se trasladó desde el Ayuntamiento a la renovada Plaça Mallorca, donde se instaló la Mostra de Comerç, en la que Diario de Mallorca contó con un estand propio desde el que, con la compra del periódico, se regalaron mascarillas especiales del Dijous Bo que tuvieron un gran éxito entre el público.

Eran las diez de la mañana y los miembros de la corporación municipal inquera presidida por el alcalde Virgilio Moreno empezaron a recibir a las autoridades, entre las que destacaron la presidenta del Govern, Francina Armengol; la presidenta del Consell, Catalina Cladera; el president del Parlament, Vicenç Thomàs; y la delegada del gobierno, Aina Calvo. Tampoco se perdieron la cita las conselleras de Agricultura y Pesca, Mae de la Concha; y de Presidencia, Mercedes Garrido; además de los consellers insulares Jaume Alzamora, Aurora Ribot, Iván Sevillano, Maria Antònia Garcías y Andreu Serra. También hicieron acto de presencia la presidenta del PP balear, Marga Prohens y algunos alcaldes de la isla como Llorenç Gelabert (sa Pobla), Jaume Monserrat (Felanitx) o Joan Rotger (Selva).

La presidenta Armengol lanzó un llamamiento a los visitantes para que consumieran producto local en la ‘Fira de fires’

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Después de las declaraciones de los políticos, entre las que destacó el llamamiento de Armengol a los visitantes para que «consuman producto local», la comitiva se desplazó a la Plaça del Bestiar, donde se entregaron los premios del concurso morfológico de porcs negres. Como es habitual, la plaza donde se ubican las exposiciones de animales es una de las más visitadas. Aves rapaces, cerdos, aves de corral, perros de raza autóctona, conejos y pavos fueron muy fotografiados, al igual que la maquinaria antigua de la payesía que estaba expuesta en el recinto.

Como es habitual, la Gran Via Colom fue el escenario de los expositores especializados en gestión agrícola, mientras que las muestras de vehículos se concentraron en el entorno del Quarter General Luque, en cuya avenida se instalaron las paradas de ropa.

En la calle Jaume Armengol, numerosos grupos de escolares de Inca vendían alimentos caseros para financiar sus viajes de estudios y en la Plaça de Santa Maria la Major diversos grupos musicales amenizaron la jornada con un gran éxito de audiencia.

El llamado Dijous Bo de transición cumplió las expectativas y se pareció mucho a las ferias prepandémicas. La ciudad de Inca se fue a dormir con la tranquilidad de haber recuperado para toda Mallorca su principal seña de identidad.

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