El cierre de sucursales bancarias en los pueblos es una tendencia imparable en los últimos años, estimulada por el avance de las nuevas tecnologías. La última entidad en anunciar nuevas clausuras ha sido la Banca March, que tiene previsto cerrar a finales de año cinco sucursales en otros tantos pueblos de Mallorca: Algaida, Santa Margalida, ses Salines, Son Servera y Petra.
El anuncio lo hizo este jueves el director territorial de la Banca March, Vicente Jábega, en declaraciones al Informatiu Matí d’IB3 Ràdio, en que detalló que seguirán de esta forma el ejemplo de otras entidades bancarias en los últimos tiempos.
Sin ir más lejos, el pasado verano, saltaba la noticia de que Deià se quedaba sin su última sucursal, lo que motivó que el alcalde Lluís Apesteguia difundiese un comunicado en que lamentaba este hecho al no tenerse en cuenta «las necesidades de la gente normal y de las pequeñas comunidades». A raíz de aquello, hasta una decena de municipios afectados por los cierres se reunieron para entablar un frente común para solucionar el problema. Así lo hicieron Sóller, Fornalutx, Bunyola, Costitx, Sant Llorenç, Esporles, Montuïri y Mancor.
En aquel entonces, se acordó crear una comisión de trabajo en la Federació d’Entitats Locals de les Illes Balears (Felib) para buscar una solución al cierre de entidades bancarias que dejan sin servicio a las «pequeñas comunidades».
En la mencionada entrevista de este jueves, el representante de la Banca March explicó que la decisión se enmarca en los nuevos tiempos, en que la banca «ha cambiado». En esta línea, señaló cómo cada vez hay más clientes que piden una atención por parte de su banco que no les obligue a acercarse hasta la oficina. Una tendencia que, sin duda, ha acelerado la pandemia y los sucesivos confinamientos que ha provocado, según recordó.
Jábega manifestó, en todo caso, que serán cierres puntuales en los que podrán llegarse a unir dos oficinas para crear una más grande, con el objetivo de garantizar una atención presencial cuando los clientes lo requieran.
