Esta última semana el tema de los residuos ha estado en primera línea mediática, con la huelga de los servicios de recogida de basura y limpieza convocada por los sindicatos, que afectaba a medio centenar de municipios de Mallorca. Sin embargo, según datos de la conselleria de Medio Ambiente hay otro problema relacionado con la gestión de los residuos: 31 de los 55 Punts Verds de la isla no tienen autorización del Govern. «Es obligatorio que estén autorizados por la Dirección General de Residuos autonómica desde la ley estatal del 2011. Algunos municipios han trabajado para ello y hay otros que en estos años no han movido ninguna tramitación», explica el director general de la materia, Sebastià Sansó.
Muchas de las deixalleries -recalca Sansó- «históricamente» están en suelo rústico, y varios pueblos «no han hecho nada» para moverla a otra ubicación o buscar diferentes soluciones factibles. «No es un problema originado por la dirección general, sino todo lo contrario, somos los únicos que hemos dado ayudas para centros de recogida, y en todo momento intentamos acelerar los procesos administrativos y asesorar técnicamente», aclara. Desde Medio Ambiente no hay intención de cerrar ningún Punt Verd por el hecho de ser un servicio público, pero sí que «pedimos que se pongan al día y hagan los trámites necesarios».
Objetivo: 50% de reciclaje
Balears ahora mismo se situaría en la parte media-alta de comunidades autónomas en cuanto a los niveles de recogida selectiva. Si hace unos años el porcentaje de residuos tratados de manera separada estaba en menos de un 15%, hoy ya ha aumentado a más de un 20%. «Aunque la pandemia lo ha distorsionado todo, los datos reflejan una menor producción de residuos, sobre todo de plásticos con un gran impacto ambiental», apunta el director general de Residuos y Educación Ambiental.
Sin embargo, el objetivo real es llegar al 50% de productos reciclados, que implicaría cumplir los estándares europeos, y esto requeriría en Balears, según los cálculos del Govern, llegar al 63% de recogida selectiva, prácticamente el triple que ahora. «La mejora de las cifras se da poco a poco en estos casos, no es un proceso de dos días, sino con la vista puesta a los próximos años», subraya Sansó.
Hay dos grandes fenómenos que inciden especialmente en la gestión de los residuos, y que los municipios sufren de manera directa. Por un lado, el hecho de ser una región puramente turística históricamente «ha influido de manera negativa», pero ahora el Govern ya ve un cambio en los grandes productores, es decir, los hoteles, que «son conscientes de la importancia de una buena recogida selectiva». La sensación es que hay un cambio de tendencia, también porque los turistas demandan destinaciones responsables con los residuos.
Muchos Punts Verds están en suelo rústico, y hay municipios que ralentizan la búsqueda de otra ubicación
Por otro lado, Balears está dentro del conjunto de comunidades de la ‘España que se llena’, inmersas en la superpoblación. Si hay más personas habrá más residuos, y siguiendo la ley autonómica de 8/2019 de residuos y suelos contaminantes, cada municipio debe tener un Punt Verd, además de potenciar la reutilización. «Tiene que haber una tónica de generar menos residuos, potenciar el intercambio y la reutilización de productos, e intentar minimizar lo que se tira a la basura», concluye.
2,3 millones para gestionar los residuos
Este año el Govern ha puesto a disposición de los ayuntamientos un total de 2,3 millones de euros para la prevención, reducción y gestión de los residuos. «Es la primera vez que el Govern ayuda a los consistorios a financiar las mejoras de las instalaciones o los proyectos de recogida. Estamos a disposición de ayudar, empujar y que se ponga todo al día, pero la responsabilidad primera, a quien le toca mover ficha, es a los municipios», recalca el director general de Residuos y Educación Ambiental, Sebastià Sansó. La respuesta a esta convocatoria ha sido «muy buena», con 55 municipios interesados de todas las islas. Aun así, Sansó explica que hay puntos problemáticos para los ayuntamientos en la gestión de residuos, sobre todo el pago por generación, es decir, que la gestión de la basura sea individualizada para penalizar las malas praxis. «Supone repensar el sistema con recogida puerta a puerta o contenedores inteligentes, un cambio de ordenanza fiscal... Si no se ha aplicado puede pillar por sorpresa», finaliza.
