La lucha contra la última versión de la lengua azul iba bien. Ahora, si atendemos a la interpretación de la Administración y de los técnicos, debemos admitir que el proceso de vacunación cumple la hoja de ruta establecida, pero esto no impide que la enfermedad, localizada y controlada hasta ayer, se haya expandido por toda Mallorca cuando el 56,7% de los animales ya están inoculados. Hay reinfecciones. No se contaba con ellas. Las cabras carecen de vacunas específicas. Este es el recrudecido panorama a afrontar con inmediatez, entre otras cosas porque la venta de carne va a la baja aún a pesar del carácter inocuo de la enfermedad para los humanos. Todo junto nos conduce al convencimiento de que la rápida burla profesional y administrativa desplegada para erradicar a la lengua azul es inferior a la propia burla natural de un virus experto que la sabe demasiado larga.