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La odisea de Emy para llegar al cole

El joven 'solleric' ha tenido que aguardar dos y tres horas en la calle el servicio de transporte que lo traslada a la Fundación Aspace durante las dos primeras jornadas de la vuelta al cole

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La odisea de Emy para llegar al cole J. Mora

La pandemia nos ha dejado una vuelta al cole escalonada. En el caso Emy Maduka, un joven solleric afectado por una enfermedad mitocondrial, considerada rara, que impide desarrollarse de una forma autónoma, su regreso a las aulas ha estado regada de dos jornadas de nervios, horas de espera y de retrasos a la hora de llegar al centro. Y es que un cambio en el servicio de transporte que debe trasladar al ‘solleric’ a la Fundación Aspace en Marratxí ha provocado retrasos de hasta tres horas, tres horas en las que el joven y su abuelo han estado esperando el transporte en el Pont de Can Rave. Al final, al tercer día se ha dado con la solución. Así lo cuenta su padre Emeka Maduka, que esta mañana ha sido el encargado de acompañarlo al transporte.

Esta martes solo ha tenido que esperar “unos veinte minutos” (y en casa) a que llegara la furgoneta que traslada al joven a Marratxí. Tras dos jornadas infernales, la madre de Emy, Francisca Amengual, ayer emplazó al transportista a que se le avisara unos minutos antes de llegar a Sóller, ya que su casa está cerca de la parada y así se evitaría, en caso de demora, que Emy tuviera que esperar en la calle la llegada de la furgoneta. Así se ha hecho esta mañana. Sobre las 9.15 horas, el vehículo ha llegado al Pont de Can Rave, han avisado a la familia y Emy ha podido trasladarse a la Fundación Aspace. “Parece que están solucionando el problema”, ha celebrado Amengual tras recordar la odisea vivida el viernes en el primer día de cole.

Amengual explica que ya tuvieron que dejar claro que se trata de un niño con movilidad reducida y era muy dificultoso trasladarlo a la entrada de Sóller. La cuestión, explica, es que ahora el servicio lo gestiona la propia conselleria de Educación a través de una concesionaria. El caso es que después de distintas conversaciones, acordaron recoger a Emy en el campo de fútbol solleric. Su abuelo lo trasladó a las 9.15 puntual. Tocaron las diez, las once y hasta las doce mientras Emy, todo nervioso, estaba esperando para ir a clase. “Se puso a llorar porque quería ir a clase”, recuerda su madre que a lo largo de la mañana del viernes ya hizo las llamadas pertinentes para conocer el motivo del retraso en el transporte.

Pero es que los retrasos no han sido la única odisea que ha tenido que sufrir Emy en estos primeros dos días de vuelta al cole. Tal y como relata su familia, cuando llegó el bus la rampa elevadora que permite subir a Emy con su silla eléctrica no funcionaba. De nuevo, a esperar transporte. No faltaron las disculpas argumentando que era el primer día pero ayer ocurrió lo mismo. El servicio llegó a las 11, Emy tuvo que esperar con su abuelo en el Pont de Can Rave y la rampa tampoco funcionó. Ya por la tarde, de regreso a casa, la rampa para bajarlo del transporte ya funcionó. Ya dicen que a la tercera va la vencida y así ha sido porque en esta tercera jornada todo ha ido sobre ruedas.

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