Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fent i desfent | Horas de cola en es Caló des Moro

Fent | El daño de las redes y su efecto llamada

Joan, he sido infiel a mis principios. Pertenezco al grupo de mallorquines que en agosto no pisan las playas abarrotadas. Por ello no entra en mi cabeza visitar enclaves como es Trenc o es Caló d’es Moro por muy cristalinas que sean sus aguas y por muy tentador que sea el postureo en Instagram. El caso es que he ido a estos dos tesoros naturales para contar en estas páginas la estúpida odisea que son capaces de vivir algunos. Horas de colas para nadar «en el paraíso». Que daño han hecho las redes sociales, por Dios, y su consecuente efecto llamada. Toda ilusa [de fondo resuena en mi cabeza tu ‘que ets de poma’] voy y les pregunto si vale la pena pasar por este calvario. «Ves las fotos y todo eso vale la pena». De locos. El tema es que al verme obligada a romper mis principios y acudir a estos enclaves [en agosto y la misma semana] pensaba tirarme a tus brazos para que me consolaras pero luego me he acordado de que Sóller está abarrotado de visitantes y me he agobiado. Lo siento. Eso sí, debo confesarte que mi ruta santanyinera ha valido la pena, no por sus aguas [no me he bañado], sino porque me he reencontrado con Manel. Sé que me perdonarás. Yo lo he hecho con tus musas y ahí sigo. De hecho, nadie te hace sombra. Ah, ¡me marcho a Menorca!

Desfent | Los mallorquines no vamos a la playa

He de reconocer que el problema de saturación de playas como es Trenc o es Caló d’es Moro me queda lejos. No sólo en kilómetros, sino porque como buen mallorquín de secano creo recordar que hará como diez años que no me he puesto en remojo en una playa. Y lo mejor de todo es que ni siento necesidad de hacerlo. Pero bueno, entiendo, Rosa, que haya gente que le guste algo que para mí es intrascendente. También entiendo que se produzcan aglomeraciones aunque particularmente ni me van ni me vienen porque ahí no me encontrarás. Tras las restricciones pandémicas entraba en la lógica que eso pasara. Otra cosa son las redes sociales y el postureo, tema al que deberíamos dedicar un monográfico especial en próximas ediciones de esta sección. El daño que han hecho a la sociedad actual ya ni se puede medir. Todo sea por una autofoto en el lugar más idílico del planeta para que otro te dé un ‘me gusta’. En fin, Rosa, no me pondré celoso por el hecho de que te escapes unos días a Menorca. El ser tu esclavo supondrá para mí cierta liberación porque por unos días me quitarás el yugo y las cadenas. Que la gente lo sepa. Me sentiré libre. Vete. ¡Desde Sóller con amor!

Compartir el artículo

stats