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Lletra menuda | Corrección en vez de previsión

El ayuntamiento de Sóller se dispone a dar cobertura y estabilidad legal a los negocios turísticos situados bajo la calle Sant Ramon de Penyafort del Port. Para lograrlo va a hacer la correspondiente modificación al Plan General de 1998 que los prohíbe expresamente. Pero ahí están, consolidados, activos y con demasiadas relaciones tormentosas con el vecindario. Pocas veces unos antiguos almacenes habían rendido tanto. Parece evidente que se hacía imprescindible poner orden ya y alcanzar algún tipo de normalidad capaz de acabar con las controversias entre los afectados y las siempre desagradables, pero tantas veces necesarias, clausuras municipales.

Pero, dicho esto, también queda patente que estamos ante un nuevo caso, tan frecuente en Mallorca, de urbanismo moldeable y adaptado a los hechos consumados cuando, en buena lógica, debería ser al revés.

La buena norma es la que tiene capacidad previsora y organizativa, la que atiende a la realidad posible y se plantea objetivos equilibrados en vez de ir por detrás de lo consumado y verse obligada a cumplir misiones correctoras.

Por lo demás, este caso del Port de Sóller deja constancia de otra realidad que se puede aplicar al común de Mallorca, la del desequilibrio que provoca la presión y el exceso turístico. Un buen turismo es aquel que resulta capaz de integrarse y disfrutar del devenir cotidiano de la población en la que se asienta al tiempo que se establece una interrelación enriquecedora entre residente y visitante. Reconozcamos que esto ya es una excepción en esta isla. Ocurre más bien el fenómeno inverso, todo entregado al negocio turístico que desestructura la cotidianidad en busca de un beneficio rápido y hasta peligroso por servil y desmesurado.

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